Más allá de lo imposible… por Kurt Schleicher
Me temo que también algo así me está pasando a mí, que cada vez que intento “cazar” algo de la evolución de la Física en las últimas décadas, tengo la sensación de que se me escurre algo de entre las manos. Las certezas que hemos estudiado de niños y jovencitos, resulta que ya son menos certezas. Tampoco es tan extraño, pues desde los siglos XIX y XX, lo “imposible” de entonces estamos viendo que ya no lo es. Lord Kelvin afirmaba que “era imposible volar en algo más pesado que el aire”; si se le dijera que ahora se puede volar en un A380 levantando 500 toneladas y llevando 500 pasajeros de una tacada en un par de horas hasta las tierras que tanto esfuerzo y tiempo le costó llegar al capitán Cook, nos tomaría por locos. ¿Os imagináis a Isabel II con internet? Pues lo mismo sucede hoy, cuando nos dicen que hay 11 dimensiones, que hay miles de millones de universos más allá del nuestro y que están más “cerca” de lo que imaginamos, pero que ni los sentimos ni los vemos; diríamos entonces también “eso es imposible”. Lógico; si aún nos cuesta digerir los descubrimientos del siglo XX relativos al espacio-tiempo curvo y flexible y que las partículas elementales tienen cuánticamente el don de la ubicuidad, ir todavía “más allá” nos mueve a decir la palabra maldita: ¡Imposible!
Echando la mirada atrás a las recientes intentonas de saber más de Microcosmos y del Macrocosmos, es decir, de la estructura de la materia y la energía del Universo, de cómo se formó, de hasta dónde llega, si hay más Universos, de “qué hay más allá todavía”, de qué estamos hechos nosotros, de cómo surgió la Vida, si lo que hoy conceptuamos de “imposible” lo es en realidad y si la Física tal como la entendemos hoy es algo dependiente del observador que somos nosotros o si es realmente objetiva… creo que sería interesante revisar dónde estamos hoy en día.
Creo que según vamos ampliando el horizonte de lo que sabemos, éste no se acerca, sino que se aleja cada vez más. ¿Hasta cuándo?, o mejor dicho, ¿hasta dónde?
Esto me recuerda los afanes por llegar a una “Teoría del Todo”, muy popular en el siglo pasado y que recientemente se ha vuelto a poner de moda con el estreno de la película del mismo nombre sobre la vida de Stephen Hawking y con su oscarizado actor protagonista. Es curioso que este admirable personaje, dentro de sus limitaciones físicas, está dando muestras, según va envejeciendo, de que aquello de lo que se mostraba muy seguro, hoy ya comienza a dudar y hasta de renegar de algunas de sus teorías de más joven, lo cual no le hace menos listo, sino más sabio. Incluso ya duda de que alguna vez podamos llegar a disponer de una “Teoría del Todo”…
En cualquier caso, el campo científico que hay enfrente de nosotros es cada vez más extenso y admite la construcción de nuevos edificios de teorías construidos sobre los cimientos de las anteriores, permitiendo la aparición de nuevas conclusiones. Estos “edificios” adolecen todavía de defectos, o no están terminados, y los científicos están buscando la forma de completarlos de manera homogénea y armónica, cosa nada fácil. Unos son más feos (la Teoría Standard de partículas, por ejemplo, que pese a lo bien que encaja ya, añade cada vez más sub-partículas con nombres cada vez más raros y encima no incorpora al esquivo gravitón, no explica ni la materia ni la energía oscuras, pese al logro reciente del descubrimiento del Higgs, etc), otros son más clásicos, como las Teorías de la Relatividad, que explican mejor la gravedad y el espacio-tiempo en el Universo, pero que funcionan peor en el microcosmos; otros como la Física Cuántica, que se amolda muy bien a nuestro microcosmos, pero no se adapta tan bien al Universo/s y, finalmente, otros más novedosos como la Teoría de Cuerdas, que trata de armonizar a ambas, pero que es dificilísima de verificar. Sin embargo, en muchos de estos edificios ya se puede “hasta vivir”, aunque falten muchos de los servicios y parte del mobiliario.
La “Teoría del Todo” no es ni más ni menos que la pretensión de lograr una ciudad super-armónica con todos estos edificios perfectamente terminados y verificados, que sirva para que la Humanidad se sienta confortable en el futuro. Lo malo es que sucede como con muchas urbanizaciones, que según pasa el tiempo, se van construyendo algunas casas, pero por falta de presupuesto, siguen inhóspitas y uno se pregunta si llegará realmente el día en que se terminen de verdad. Pues aquí, igual.
Esta “Teoría del Todo” es también algo pretenciosa, pues, llevada al extremo, podría llegar a ser una facilitadora de la Fe. Lo llamo así, porque ésta en cierta forma significa “creer en lo que no se comprende”; si somos capaces de comprender más, a lo mejor nos lo ponen más fácil. ¿Es la fe inversamente proporcional a la magnitud del conocimiento, o, por el contrario, si es cierto que cada vez descubrimos que nos queda más por saber, haría falta todavía “más fe” para reforzar nuestras creencias? Pues no lo sé.
Yo sólo sé que rascando en la superficie del conocimiento, se consigue cierto placer, pero, al mismo tiempo, “El que mucho abarca, poco aprieta”… y me temo que voy a apretar bastante poco a partir de aquí; el título y esta introducción ya lo dicen todo…
Intentemos situarnos primero dentro de toda esta extensión de arenas movedizas.
NUESTRO ENTORNO: MICROCOSMOS Y MACROCOSMOS.
PREGUNTAS: ¿De qué está hecho el Universo visible? ¿Cómo se generó? ¿Por qué leyes se rige? ¿Cuándo y cómo morirá?
Ya tenemos dos teorías que lo describen “bastante” bien: El Modelo Estándar y la Ley de Relatividad General; ambas necesitan sin embargo todavía dos muletas: la Mecánica Cuántica y la Teoría de Cuerdas. Veamos.
Modelo Estándar:
El átomo es
bastante más divisible y hueco de lo que se creía; los electrones conforman en
realidad niveles cuánticos alrededor del núcleo y los protones y neutrones se
subdividen a su vez en quarks:
protón: 2 up
+ 1 down
neutrón: 2 down + 1 up
Las fuerzas básicas que interaccionan en el Universo son 4:
·
La
fuerza electromagnética -> ej.
fotones
·
La
fuerza nuclear débil (responsable
de la desintegración radioactiva) -> ej. bosones
·
La
fuerza nuclear fuerte, responsable de que los quarks se mantengan
pegados en los protones y neutrones y que éstos estén apiñados en el núcleo del
átomo -> gluones, hadrones…
·
La
fuerza de la gravedad, mucho más débil y desconocida -> ¿gravitones?
Modelo estándar de partículas:
Todas las partículas subatómicas son, o bien fermiones (forman la materia, todas con spin ½; pueden ser quarks o leptones, según sea su masa) o bien bosones (interaccionan con las fuerzas, con spin 1).
Fermiones: pueden ser Quarks (up,
down, charm, strange, top y bottom) o Leptones: electron, muón, tau y neutrinos asociados a
los anteriores
Bosones: fotón, gluón, y bosones W y Z
(fuerza débil).- Falta el de Higgs, ya descubierto, y el gravitón, desconocido
Spin: propiedad (cuántica) de las partículas
subatómicas relacionadas con el aspecto que presentan desde diversas
direcciones; puede ser entero (0,1,2…à
bosones) o medio entero (1/2à
fermiones), o positivo o negativo (se modeliza por diferente “momento
angular”). Todas las partículas subatómicas “parecen” estar girando como una
peonza en miniatura, no es que giren realmente.
Los hadrones son partículas compuestas por quarks y/o
antiquarks. Los hay de dos tipos (sin
contar los casos "exóticos"): bariones (fermiones) y
mesones (bosones). Los primeros están compuestos por tres tipos de quarks y
los segundos por un quark y un antiquark. Los neutrones, protones y piones y
son ejemplos de hadrones.
Lo de la “partícula generadora de masa” parece ser que es la razón por la que los medios le han dado la provocativa y rimbombante denominación de “partícula de Dios”, presuponiendo que éste fuese el “diseñador”, el campo de Higgs la fábrica y el bosón de Higgs las piezas fabricadas, cuando en realidad no es más que una pieza más del rompecabezas que, eso sí, encaja la mar de bien en el modelo estándar.
Simetría: Una remodelación o redisposición
de un objeto que lo deja sin variación o idéntico, o sea, invarianza bajo
ntransformaciones. La simetría es crucial en la física porque ayuda a eliminar
muchas de las divergencias encontradas en la teoría cuántica. El spin común de
los fermiones por un lado y de los bosones por otro es un ejemplo de simetría.
La cosa es más complicada de lo que parece:
2 bosones idénticos pueden ocupar cuánticamente la misma posición en el
espacio, pero dos fermiones no (Pº Exclusión de Pauli). Ejemplo: en el
átomo, los electrones no pueden ocupar la misma “órbita” o estado de energía
menos mal, porque si no, los átomos podrían llegar a colapsarse. -> Ver
“simetría”
Partes de esta Teoría Estándar han sido comprobadas hasta un margen de error de 1 entre 10 mil millones. Si se incluye la masa del neutrino, el modelo estándar concuerda con todos los experimentos sobre partículas subatómicas sin excepción, sin contar siquiera con el descubrimiento del bosón de Higgs en 2012, cuya importancia reside precisamente en esto, en validar la teoría.-
Falta sin embargo el gravitón, hoy por hoy fuera, por lo que el modelo continúa cojo. Para mejorarlo se ha recurrido a la supersimetría, creando una nueva tanda de subpartículas.
Supersimetría: es la simetría que intercambian
fermiones y bosones entre sí, aún siendo de spin contrario, lo que es
“más” que la simetría -> "super"simetría. Esta super-simetría ayuda a eliminar
las divergencias que quedan dentro de la teoría de las supercuerdas. Significa
que todas las partículas del modelo estándar tienen que tener sus compañeras
“supersimétricas” correspondientes, llamadas «s-partículas» y se las denomina
con terminación -ino (fotón -> fotino, gravitón -> gravitino, etc)., que
hasta el momento no han sido observadas en el laboratorio.
La
supersimetría en principio debería poder unificar todas las partículas del
universo en un solo objeto. Es la
única simetría que intercambia todas las partículas subatómicas conocidas en la
física. Está sin verificar.
Se
dice que la existencia del neutralino podría explicar la entidad de la
materia oscura (ver más adelante)
Cada partícula
del Modelo Estándar tendría una partícula compañera asociada, con la misma
carga, pero spin distinto y masa mucho mayor
Cuerdas:
La composición de la materia no termina aquí; el corazón de una partícula está formado por cuerdas minúsculas que, según sea su vibración, hará que se “convierta” en una u otras, es decir, las diferentes partículas subatómicas pueden ser en realidad diferentes aspectos de la vibración de las cuerdas que las componen, lo que simplifica mucho el modelo anterior. La cuerda o el tipo de cuerda es pues –de momento- la parte más pequeña de la materia o de las fuerzas, o sea todo está hecho de cuerdas, que solamente forman distintas partículas según vibren.
Para dar una idea de tamaños relativos, si el átomo fuese tan grande como el universo, ¡la cuerda sería del tamaño de un árbol…!
(Ver más
adelante la Teoría de Cuerdas y su implicación en el Universo)
Las cuerdas pueden ser abiertas o cerradas:
Ejemplos: abiertas: bosón Gauge
cerradas: GRAVITÓN
¡Al fin aparece!
Frecuencias
de vibración más altas de las cuerdas presupone que las partículas tengan más masa.
Composición del Universo:
Sin embargo, todo lo anterior de materia, con cuerdas y todo, no constituye más que un 6% de lo que se compone el universo; el resto es materia y energía oscuras, de lo que realmente no conocemos nada todavía!
Materia
oscura: es la
hipotética materia que no emite suficiente radiación electromagnética para ser
detectada con los medios técnicos actuales, pero cuya existencia se ha deducido
a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia visible, tales
como las estrellas o las galaxias.- Se
estima que comprende el 26% del Universo
que “vemos”.- (Se piensa que debe estar constituida por partículas
pesadas (materia oscura fría) y WIMPS (partículas masivas de interacción
débil), que son las candidatas principales a explicar la mayor parte de la
materia oscura.)
Energía
oscura: es una forma
de energía (desconocida) que estaría presente en todo el espacio, produciendo
un “empuje” que tiende a acelerar la expansión del Universo. Se estima que es
el 68% del Universo visible.
Ya tenemos una idea de la composición del universo, pero solamente del 6% del mismo, ¡ejemplo de que queda mucho más por conocer!
Describamos brevemente las tres teorías que sirven para saber un poco
mejor “cómo funciona” el Universo: Relatividad General y Especial, la Mecánica
Cuántica y la Teoría de Cuerdas, ésta última ayudando a “sintonizar” la
Relatividad General y la Cuántica.
Tª de la Relatividad Especial
(Einstein, 1905): la velocidad de la luz es constante y no se puede exceder (al
menos, la información); en consecuencia, el espacio y el tiempo son flexibles y
maleables y dependen del estado de movimiento del observador (ejemplo, si algo
se mueve cerca de la velocidad de la luz, su masa aumenta y su tiempo no es el
mismo; si seguimos aumentando la velocidad, llega un momento que la masa es tan
grande que resultaría “inamovible” cuando se acercase a un infinitésimo de la
velocidad de la luz.
También relaciona la masa y la energía con su
famosa ecuación a través del cuadrado de la constante velocidad de la luz (E=mc2)
Está comprobada experimentalmente.
Problema: que era inconsistente con
la Tª de la gravedad de Newton, lo que obligó a Einstein a elaborar una nueva
teoría sobre la gravedad:
Tª de la Relatividad General
(Einstein, 1915):
Se basa en que la gravedad
no es una fuerza independiente que llena el universo y ni siquiera una fuerza
que actúa sobre los objetos, sino la fuerza que resulta de la geometría curva
del espacio-tiempo.
Einstein se dió cuenta de ello al observar que
la aceleración inducida por la gravedad era localmente la misma para todas las
masas, por lo que sólo podría ser una propiedad del espacio-tiempo. La cantidad de curvatura de espacio y tiempo
está determinada por la cantidad de materia y energía que contiene. (Ejemplo: cuando tiramos una piedra a
un lago, se crean una serie de ondas que emanan del impacto; cuanto más grande
es la piedra, más se alabea la superficie del lago. De manera similar, cuanto
mayor es la estrella, mayor es el alabeo del espacio-tiempo que rodea a la estrella).
En 1919, dos grupos de investigación
confirmaron (aprovechando un eclipse total de Sol) la predicción de Einstein de
que la luz de una estrella distante se curvaría al pasar junto al Sol. Así, la
posición de la estrella parecía moverse de su posición normal en presencia del
Sol. Eso ocurre porque el Sol ha curvado el espacio-tiempo que lo rodea. Así, la gravedad no
«tira», sino que el espacio «empuja».
Einstein creía inicialmente en un
universo estático. Así, en 1917, se vio obligado a introducir un nuevo término
en sus ecuaciones, un factor que introducía una nueva fuerza en su teoría, una
fuerza de «antigravedad» o energía del vacío que separaba las estrellas para
evitar que el universo estático terminase colapsándose, al que llamó «constante cosmológica». Más tarde, cuando Hubble descubrió que el universo sí que se expandía, confesó que
había sido “su mayor error”. Hoy en día, con la constatación de que es la
energía oscura la que expande el universo de forma acelerada, resulta que esta
constante cosmológica es la mayor fuente de energía del universo, aunque su
origen se desconoce y su valor está asimismo cuestionado por la Teoría
Cuántica, de la que se obtiene un valor mucho menor que el de Einstein. Suma, pues, de casualidades y patinazos…
El problema que hay con la aparición de la mecánica cuántica es que en
los últimos 80 años no se ha podido armonizar todavía a ambas, pues la gravedad
ha quedado fuera, ¡aunque las dos – Cuántica y Relatividad- están verificadas! Otra razón para la falta de armonización es
porque la curvatura del espacio-tiempo de la relatividad general es
incompatible con el comportamiento incierto y errático a nivel microscópico del
universo cuántico. ¿Cómo resolverlo? Pues con la teoría de Cuerdas. Vamos por
partes:
Mecánica Cuántica:
La mecánica cuántica postula que la energía
esta cuantizada y las partículas se comportan
como ondas y viceversa (Max Planck, 1900)
La longitud de onda de una partícula disminuye
a mayor masa. Solemos ver los efectos
cuánticos únicamente a distancias muy pequeñas.Inicialmente estaba limitada al
descubrimiento de los fotones como partículas –quantos- de luz asociados
a una onda, describe cómo en cualquier
sistema físico –y por tanto, en todo el Universo - existe una diversa
multiplicidad de estados, los cuales habiendo sido descritos mediante
ecuaciones matemáticas por los físicos, son denominados estados cuánticos, que
han ayudado a entender la estructura del átomo, como ya se ha visto.
Constante de
Planck: h. Representa
el cuanto elemental de “acción” (producto de la energía implicada por el tiempo
invertido), que sólo puede tomar valores discretos –cuantos- múltiplos enteros
de h.
En unidades Jxs, h = 6.62606896(33)
×10 -34
La parte de la mecánica cuántica que sí
incorpora elementos relativistas de manera formal y con diversos problemas es
la teoría cuántica de campos en
espacios- tiempo curvos.
La única interacción que no se ha
podido cuantificar ha sido la interacción gravitatoria. ¡Otra vez hemos topado con la gravedad!
Se
podría decir que la Tª Relatividad funciona para el Macrocosmos y la Física
Cuántica para el Microcosmos, resolviendo ésta el problema de las
singularidades, donde la primera falla.
Se diferencia de la física clásica por
aportar el indeterminismo, asociando por ejemplo la posición de una
partícula a su probabilidad de estar realmente ahí, comprobado
experimentalmente con un haz de fotones sobre dos rejillas; esto da lugar a
muchas paradojas –la más famosa, la del gato de Schrödinger, vivo y muerto a la
vez- cuya explicación nos mete de lleno en otros mundos que no podemos ver
desde nuestras limitaciones. W. Heisenberg, 20 años más tarde, observó que
cuanto mayor es la precisión con la que intentamos medir la posición de una
partícula, menor es la precisión con la que podremos medir su velocidad… ¡y
vice-versa! Esto es el famoso Principio
de Incertidumbre: “la incertidumbre de posición multiplicada por
incertidumbre de su cantidad de movimiento (mv) siempre debe ser mayor que la
constante de Planck”.
No se puede hablar de mecánica cuántica y
no mencionar la ecuación de Schrödinger:
i: es la unidad imaginaria
h (con tilde) es la constante de Planck reducida h/2π, siendo h la constante de Planck.
H: es el hamiltoniano, que es el observable que representa la energía total del sistema físico considerado, dependiente del tiempo en general
Phi es la evolución temporal de la función de onda y representa las probabilidades de resultados de todas las medidas posibles de un sistema.
La función de onda es una forma de representar el estado físico de un sistema de partículas e indica la probabilidad de hallar la partícula en ESA determinada posición.
h (con tilde) es la constante de Planck reducida h/2π, siendo h la constante de Planck.
H: es el hamiltoniano, que es el observable que representa la energía total del sistema físico considerado, dependiente del tiempo en general
Phi es la evolución temporal de la función de onda y representa las probabilidades de resultados de todas las medidas posibles de un sistema.
La función de onda es una forma de representar el estado físico de un sistema de partículas e indica la probabilidad de hallar la partícula en ESA determinada posición.
La ecuación significa que si conocemos la
función de onda en un instante determinado, podemos usar esta ecuación para
calcularla en cualquier otro instante, pasado o futuro. En vez de poder
predecir las posiciones y las velocidades, sólo podemos predecir la función de
onda; ésta nos permite predecir o las posiciones o las velocidades, pero no
ambas con precisión. De ahí surge el famoso indeterminismo.
Hay un “más allá de lo imposible” que
explica la coexistencia de vida y muerte; veamos la paradoja del gato.
Paradoja del gato de Schrödinger: Pongamos una fuente de fotones y un espejo semitransparente que desdobla el
estado cuántico de los fotones incidentes en una superposición de dos estados
diferentes, uno reflejado y otro que atraviesa el espejo. Existe un detector de
fotones en el camino del fotón transmitido que registra la llegada de un fotón
y hace que se dispare una pistola que mata al gato. Pasamos del nivel cuántico
al mundo de los objetos ponderables cuando encontramos que el gato está muerto
o vivo. Pero el problema es que si se toma el nivel cuántico como algo que es
verdadero en todo el camino hasta el nivel de los gatos y así sucesivamente,
entonces hay que creer que el estado real del gato es una superposición de
estar muerto y vivo a la vez.
El estado cuántico implica una superposición
de un fotón reflejado y uno transmitido. La componente transmitida activa un
dispositivo que mata al gato, por lo que éste existe en una superposición de
vida y muerte.
.
¿Cómo lo podemos explicar? Pues hay dos formas:
·
Una, considerando que la evolución
unitaria es toda la historia, lo que nos lleva a la existencia de otros
(muchos) universos; el gato está de verdad vivo y muerto a la vez, pero en
universos distintos
·
La otra es dejar a la naturaleza que
elija, abriendo una brecha en el plano del espacio-tiempo, cosa que ha llegado
a calcularse matemáticamente, obteniendo una brecha de 10 elevado a -23 cm.,
bastante pequeña, por cierto.
Está claro que esto abre un
melón importante en nuestra percepción. ¿Otro universo? Luego lo veremos por
otras vías…
Volvamos al misterio de la
gravedad.
Gravedad cuántica: Es una forma de gravedad que obedece al principio cuántico. Cuando la
gravedad se cuantiza, aparece un paquete de gravedad que se llama «gravitón».
Normalmente, cuando se cuantiza la gravedad, encontramos que sus fluctuaciones
cuánticas son infinitas, lo que hace inútil la teoría. En el presente, la
teoría de cuerdas es la única candidata que puede eliminar estas
“infinidades”. Y seguimos sin saber por
qué la fuerza de la gravedad es considerablemente menor que las otras tres ni
hemos localizado aún ningún gravitón en el LHC (Large Hadron Collider).
Supergravedad: (teoría de supergravedad) es una teoría de campos que combina la supersimetría y la relatividad general
(gravedad s/ Einstein) , promoviendo el gravitón (bosón de spin 2) junto con el
gravitino (fermión de spin 2/3). Está todavía sin verificar.
Gravitón: La partícula que no aparece en la Tª Estándar de partículas es el gravitón;
es decir, la gravedad sigue sin ser explicada en cuanto a su entidad y su partícula, el gravitón, aún no se ha detectado. ¿habrá que esperar otros 50 años como con el bosón de Higgs?
Historia: El modelo de cuerdas predecía una partícula
que no aparecía en las interacciones fuertes, una curiosa partícula de masa
cero que poseía un spin igual a 2; todos los intentos de liberarse de esta
molesta partícula habían fracasado. Cada vez que se intentaba eliminar esta
partícula de spin 2, el modelo colapsaba y perdía sus propiedades mágicas. De
algún modo, esta partícula spin 2 indeseada parecía contener el secreto de todo
el modelo. Entonces Scherk y Schwarz hicieron una osada conjetura: quizás el defecto era en realidad una
bendición; si reinterpretaban esta molesta partícula spin 2 como el gravitón,
¡la teoría realmente incorporaba la teoría de la gravedad de Einstein!
Irónicamente, mientras en las otras teorías cuánticas los físicos intentaban
evitar denodadamente la inclusión de cualquier mención a la gravedad, la Teoría
de Cuerdas la exige. ¡Otra vez la Teoría de Cuerdas al rescate!
Teoría
Cuántica de Campos: Al estudiar distancias muy pequeñas a
velocidades muy grandes, hay que sustituír la Mecánica Cuántica y la
Relatividad General por esta Teoría. Las
consecuencias son novedosas: el número de partículas no se conserva cuando
chocan y que existe una partícula de igual masa y carga opuesta por cada
partícula (las antipartículas), ya verificado en el LHC. ¡Más partículas todavía! Y la antesala de la antimateria.
Teoría de Cuerdas
Nos habíamos quedado tras el modelo Estándar que todas las partículas al final son cuerdas
abiertas en distintos estados de vibración, excepto el gravitón, que se
corresponde con un estado de vibración de una cuerda cerrada. Esto parece que
explica que esta partícula, sea tan distinta a las otras…
Resulta, sin embargo, que al final solamente hay un tipo de cuerdas,
pues las abiertas son capaces de generar cuerdas cerradas, pero no al revés.
Además, las cuerdas se corresponden con diagramas de partículas, que
matemáticamente no contienen infinitos, que es precisamente el problema que
surge al tratar de unificar la Tª Cuántica y la Relatividad General… ¿nos
fiaremos de las matemáticas? Pues no sé, ya que hay una condición para que esto
sea así: ¡hacen falta 25+1 dimensiones! ¡Qué barbaridad!
Y no sólo eso; al analizar esta teoría, resultó que estas dimensiones
extra no contenían fermiones, sino solamente bosones y un taquión, nueva partícula
no detectada y de poco fiar, generando la consiguiente inestabilidad. Hacía
falta una teoría algo mejor: la Teoría
de las Supercuerdas, que ya sí incorpora oscilaciones fermiónicas y
hace que desaparezca el taquión. ¡Menos mal! O sea, que la Tª de Supercuerdas
es la Tª de Cuerdas con supersimetría y supergravedad; de ahí tanto
“super”.
Y otra ventaja fundamental: ¡las
supercuerdas viven en 9+1, es decir, 10 dimensiones! Ya son 16 menos… vamos mejorando. Por
otra parte, ya permitía unificar todas las fuerzas del universo en una sola.
A esto se le llamó la primera revolución de las cuerdas, que
tampoco era perfecta, pues resultaba que tenían que convivir 5 Teorías de Supercuerdas.
La segunda revolución de las cuerdas, ya supercuerdas, vino de la
mano de Ed Witten en 1995: ¡los 5 tipos de supercuerdas eran en realidad “casos
especiales” o “formas de ver” una única Teoría, que se llamó “Teoría M” y que es lo más cerca
que se ha llegado de una eventual “Teoría del Todo”!
5 formas de ver la misma teoría (“M”),
aunque hay que decir que la teoría más realista físicamente es la heterótica (compuesta a su vez de dos, que incorpora la simetría del modelo
estándar de partículas.
Mediante la teoría M, puede demostrarse que la cuerda heterótica es equivalente a las otras cuatro teorías de cuerdas
Mediante la teoría M, puede demostrarse que la cuerda heterótica es equivalente a las otras cuatro teorías de cuerdas
Pero el que los cinco tipos de cuerdas fueran parte intrínseca de una
sola teoría “M” (llamada así por ser la “madre” de todas las teorías), tenía un
precio: ¡hacía falta una dimensión más!: tenían que ser 11 dimensiones (o 10+1, en la jerga de los físicos)
Precisamente esa nueva dimensión permitía “extender” la teoría de
cuerdas como si se tratase de pasar de una dimensión lineal a otra superficial:
aparecía la “membrana” o “brana”, como se la conoce. En realidad son una
colección completa de membranas de diferentes dimensiones que constituyen una
característica esencial de la teoría M; las cuerdas pueden verse como membranas
desde esa nueva dimensión compactada y oculta. Introduce las p-branas
o membranas de x dimensiones; una membrana es una superficie extendida, en
cualquier dimensión.
Para visualizarlo:
Una 0-brana es una partícula en un punto.
Una 1- brana es una cuerda.
Una 2-brana es una membrana.
Línea del mundo Hoja del mundo
Mientras que una partícula ocupa un punto del
espacio en cada instante del tiempo (y su historia en el tiempo seguiría una
línea en el espacio-tiempo –la línea del
mundo), una cuerda abierta ocupa una línea en el espacio y para cada
instante del tiempo. Su historia seguiría, pues, una superficie bidimensional
que sería “la hoja del mundo”.
Igualmente, para una cuerda
cerrada, la historia seguiría un cilindro o tubo; cada rebanada representaría
la posición de la cuerda en un instante específico en el tiempo ¡y ya en una
dimensión más!
En realidad, las cuerdas se desplazan y evolucionan en 11 dimensiones,
compuestas por las tres que conocemos, 7 invisibles para nosotros y el tiempo,
por lo que suele llamarse “10+1”.
Tal vez la mayor ventaja de la teoría M sobre la teoría de
cuerdas es que estas dimensiones superiores, en lugar de ser bastante pequeñas,
en realidad pueden ser bastante grandes e incluso podrían ser observables en un
laboratorio en el futuro. (En la primera teoría de cuerdas, seis de las dimensiones
superiores debían ser convertidas en una pequeña bola, una multiplicidad de
Calabi-Yau, demasiado pequeña para ser observada con los instrumentos de hoy en
día).
Multiplicidad o “bola” de Calabi-Yau:
Con la segunda revolución de las Cuerdas
llegaron las Dp-branas, objetos extensos de p-dimensiones espaciales.
Desde el punto de vista de las cuerdas, se
describen como hiperplanos donde están confinados los extremos de las cuerdas
abiertas.
Las cuerdas cerradas, las de la GRAVEDAD, no
están confinadas y pueden moverse libremente por las 10 dimensiones; parece claro de esta distinción el por qué la
gravedad es tan distinta del resto de las interacciones:
Como hemos visto, la teoría M presenta membranas. Es posible imaginar
todo nuestro universo como una membrana flotando en un universo mucho más
grande; como resultado, no todas estas dimensiones superiores tienen que ser
convertidas en bolas, como preconiza la teoría de Cuerdas "primigenia". Algunas de ellas, en realidad, pueden ser inmensas, de extensión
infinita. (Una física que ha intentado explotar esta nueva imagen
del universo es Lisa Randall, que piensa que, si el universo es realmente una
“3-brana” flotando en el espacio superdimensional, es por lo que la gravedad es
tan débil comparada con las otras tres fuerzas, o vice-versa, que en otra
dimensión la gravedad pudiera ser más notoria).
Volveremos a ver este asunto y sus implicaciones cuando hayamos hablado
del universo…
EL UNIVERSO: ORIGEN, EVOLUCIÓN
Y FINAL
Vamos a partir de suponer que la Teoría del “Big-Bang” sea la más
aproximada a la realidad, como parece admitirse por la comunidad científica.
De las observaciones efectuadas, se produjo hace 13,7 billones de años de una singularidad “infinitamente” densa, seguido de una rapidísima inflación atenuada por la formación de las primeras galaxias, estrellas y constelaciones y continuando después por una expansión acelerada.
De las observaciones efectuadas, se produjo hace 13,7 billones de años de una singularidad “infinitamente” densa, seguido de una rapidísima inflación atenuada por la formación de las primeras galaxias, estrellas y constelaciones y continuando después por una expansión acelerada.
Una derivación de esta teoría es la de universo inflacionario,
que es la que más “puntos” tiene hoy en día basado en observaciones y las
mediciones efectuadas en los confines del universo conocido de las sondas WMAP
(2006) y de la Planck, en el 2013.
Hasta que el Universo no tuvo 380.000 años no se hizo “transparente” a
la luz, o sea, que la luz no pudo viajar por el universo hasta ése momento.
Para ver más allá y llegar hasta el Big Bang, hay que buscar otros métodos,
como la detección de ondas gravitacionales, que son oscilaciones en el tejido
del espacio-tiempo causadas por la energía asociada al Big Bang. Existe la
esperanza de poder visibilizarlas; en Marzo
2014, el telescopio BICEP2 en el Polo Sur anunció la detección del efecto de estas
ondas gravitacionales, pero después se confirmó que esas mediciones no eran
suficientemente fiables; si se lograse, podríamos ver el instante del periodo de inflación
cósmica y extraer
información del universo en esa época (10 elevado a
-34 sg.)
De momento, lo que se ha podido ver desde observatorios y después sondas espaciales es lo
siguiente:
Como se puede observar, la ganancia en calidad de imagen con las 2
últimos sondas espaciales es notoria; ¡estamos viendo el confín del universo!
Para tener una impresión de las escalas del universo, se puede ver muy
bien en este acceso:
http://htwins.net/scale2/lang.html
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Volvamos a los comienzos del
universo, al Big Bang.
En la primera billonésima de
una billonésima de segundo, una misteriosa fuerza antigravitatoria (relacionada
con la energía oscura y la constante cosmológica de Einstein) hizo que el
universo se expandiera con más rapidez de lo que se pensaba en un principio. El
periodo inflacionario fue inimaginablemente explosivo y el universo se expandió
con mucha más rapidez que la velocidad de la luz. (Esto no viola el
principio de Einstein de que nada puede viajar más rápido que la luz, porque es
el espacio vacío el que se expande, como el que corre en un tren en marcha). En una fracción de segundo, el universo
se expandió en un factor inimaginable de 10 elevado a 10.
Para visualizar la
potencia de este periodo inflacionario, imaginemos un globo que se infla
rápidamente, con las galaxias pintadas en la superficie. El universo que vemos
poblado de estrellas y galaxias se encuentra en la superficie de este globo, más
que en su interior.
Ahora dibujemos un círculo microscópico en la superficie del globo. Este
pequeño círculo representaría el universo visible, todo lo que podemos ver con
nuestros telescopios. (En comparación, si todo el universo visible fuera
tan pequeño como una partícula subatómica, el universo real sería mucho más
grande que el universo visible que vemos a nuestro alrededor.) Dicho de otro modo, la expansión
inflacionaria fue tan intensa que hay regiones enteras del universo más allá de
nuestro universo visible que están ahora fuera de nuestro alcance. En realidad,
la inflación fue tan enorme que cerca de nosotros el globo parece plano,
un hecho que ha sido verificado experimentalmente por el satélite WMAP. Del
mismo modo que la Tierra nos parece plana debido a nuestra pequeñez comparados
con el radio de la Tierra, el universo parece plano sólo porque está curvado a
una escala mucho más grande.
Partiendo de la base de que el universo se vio sometido a este proceso
de inflación, casi podemos explicar sin esfuerzo muchos de los enigmas del
universo, como el por qué parece ser plano y uniforme.
No olvidemos
tampoco que el universo continúa expandiéndose de manera uniformemente
acelerada por el motor de la Energía Oscura o energía del vacío, siguiendo las
pautas (¿?) de la constante cosmológica que Einstein se sacó de la manga.
El universo inflacionario no responde
todavía a la pregunta de qué causó la inflación: ¿Qué puso en marcha esta
fuerza antigravitatoria que infló el universo?
Hay
más de cincuenta propuestas para explicar qué puso en marcha la inflación y qué
fue lo que le puso fin, creando el universo que vemos a nuestro alrededor, pero
no hay un consenso universal.
La mayoría de los físicos coinciden en la idea central de un rápido
periodo inflacionario, pero no hay propuestas definitivas sobre cuál es el
“motor” de la inflación. Como nadie sabe exactamente cómo empezó ésta, siempre
existe la posibilidad de que pueda producirse otra vez el mismo
mecanismo y que las explosiones inflacionarias puedan ocurrir repetidamente.
Ya hemos llegado a cómo se
formó el universo tal como lo vemos ahora; veamos qué futuro le espera. ¿Cómo morirá?
Hay una teoría o un principio menos conocidos en que me parece interesante
apoyarme para predecir la evolución futura del universo: es el Principio
cosmológico de Friedmann, que postula que el universo es isotrópico (se ve
igual desde cualquier punto de observación) y que es homogéneo (es uniforme sin
importar dónde esté uno situado en él), principio compatible con las soluciones
de Einstein (entre otras).
Es curioso que sus soluciones dependen de tan solo 3 parámetros:
1. H, que determina la tasa de expansión del universo. (Hoy
en día se le llama «constante de Hubble», por el astrónomo que realmente midió
la expansión del universo).
2. Omega, que mide la densidad media de la materia en el
universo. Puede ser >1, =1 o <1 (como ejemplo ilustrativo, se podría
comparar su efecto a la velocidad de escape de la Tierra, según fuera mayor o
menor que ella).
3. Lambda, la energía asociada con el espacio vacío, o
energía oscura.
La sutil interacción entre estas tres constantes determina la futura
evolución de todo el universo. Por ejemplo, dado que la gravedad atrae (o
el universo empuja), la densidad Omega del universo actúa como una especie de freno
para aminorar la expansión del universo, invirtiendo algunos de los efectos de
la tasa de expansión del Big Bang.
Suponiendo (de momento) que Lambda=0, veamos qué significa Omega:
1º: Si Omega <1, los científicos concluyen que no
hay bastante materia en el universo para invertir la expansión original del Big
Bang. Como resultado, el universo se
expandirá siempre, sumergiéndose finalmente en una gran congelación en la que
las temperaturas se acercarán al cero absoluto -> “Big Freeze”
2º: Si Omega > 1, entonces hay suficiente materia y
gravedad en el universo para invertir definitivamente la expansión cósmica.
Como resultado, la expansión del universo se detendrá y el universo empezará a
contraerse. Las temperaturas empezarán a elevarse cuando las estrellas y
galaxias se precipiten unas hacia otras -> “Big Crunch”
Además, en este caso podría volver a formarse “después” un nuevo Big
bang à “Universo
oscilante”.
3º: Si Omega = 1:
la densidad del universo iguala la densidad crítica, en cuyo caso el
universo se sostiene entre los dos extremos, pero seguirá expandiéndose
siempre, lo que es consistente con la Tª del Universo inflacionario.
O de forma simplificada, en función de la Energía Oscura:
Big Freeze: energía oscura
constante
Big Crunch: si la energía oscura
desaparece (línea azul)
Big Rip: si la energía oscura aumenta
(línea roja)
Resumiendo, la evolución del universo
tiene, pues, tres finales posibles, o sea, que nos enfrentamos a tres formas diferentes del “Día del Juicio
Final”:
1ª) Si Omega es menor que 1 (y Lambda es
0), el universo se expandirá hasta llegar a la gran congelación. (Big
Freeze)
2ª) Si Omega es mayor que 1, el universo volverá a colapsarse en una gran implosión (Big Crunch)
3ª): Si Omega es igual a 1, el universo es plano y se expandirá para siempre (Big Rip). (Los datos del satélite WMAP muestran que Omega más Lambda es igual a 1, lo que significa que el universo es plano. Esto concuerda con la teoría inflacionaria.)
(O
sea, que hemos llegado a lo mismo por dos vías distintas)
Friedmann demostró que cada una de estas
perspectivas, a su vez, determina la curvatura del espacio-tiempo:
1º) Si Omega < 1 y el universo se
expande siempre, Friedmann demostró que no sólo el tiempo es infinito, sino
también el espacio. Se dice entonces que el universo es «abierto», es
decir, infinito tanto en espacio como en tiempo. Cuando Friedmann calculó la
curvatura de este universo, encontró que era negativa. (Esto es como la superficie
de una “silla de montar”. Si un bicho viviera en la superficie de esta
superficie, vería que las líneas paralelas nunca se encuentran y que los
ángulos interiores de un triángulo suman menos de 180°.)
2ª Si Omega > 1, el universo acabará
contrayéndose en una gran implosión. El tiempo y el espacio son finitos.
Friedmann encontró que la curvatura de este universo es positiva (como
una esfera).
3ª Si Omega = 1, el espacio es plano
y tanto el tiempo como el espacio son ilimitados. Parece ser que las
observaciones llevan a esta última alternativa
(Omega = 1) ¿Por qué Omega está hoy tan cerca de 1 si lo normal sería
que fuera astronómicamente diferente? Pues porque el universo simplemente se
infló de tal modo que se volvió plano.
Al igual que una persona que
llega a la conclusión de que la Tierra es plana porque no puede ver el
horizonte, los astrónomos llegaron a la conclusión de que Omega tiene un valor
alrededor de 1 porque la inflación aplanó el universo. Los datos
astronómicos han demostrado que la curvatura del universo es notablemente
cercana a cero, en realidad mucho más cercana a cero de lo que habían creído
anteriormente la mayoría de los astrónomos.
Esto
es compatible a su vez con la teoría del
“Universo membrana”-> ¡lo que nos lleva de nuevo a la Teoría Cuántica,
a la Teoría de Cuerdas y a que nuestro “plano” universo no es el único!
EL MULTIVERSO y LOS UNIVERSOS PARALELOS
Retomemos primero - por orden de aparición- donde nos habíamos quedado
en la Física Cuántica y después a la Tª
de Cuerdas y veremos que ambas nos llevan a lo mismo.
Me había prometido no complicar este artículo, pero la mecánica Cuántica
es tan difícil de entender, que ya el poner una o dos ecuaciones, da igual…
Retomemos la ecuación de Schrödinger de los años 20 que ya hemos visto
antes:
Pues resulta
que en 1928, Paul Dirac, un joven
físico menos conocido que los otros dos padres de la mecánica cuántica, Planck
y Schrödinger- se dio cuenta que en la ecuación de arriba había un defecto,
pues solamente valía para velocidades bajas de los electrones, pero fallaba a velocidades
muy altas al no obedecer las leyes de Relatividad de Einstein, así que se puso
a adaptarla. (Es curioso que para ello se sacó de la manga unos objetos
matemáticos que llamó espinores, predecesores
del famoso “spin”, que ya hemos
mencionado antes en el Modelo Estándar de partículas, mucho más moderno). Y no
sólo eso, sino que la otra famosa ecuación de Einstein debía de escribirse
realmente E=+-mc2, lo que introducía el indeseable aspecto de la energía
negativa. Para obviarlo, se inventó el “Mar
de Dirac” postulando que todos los estados de energía negativa estaban
llenos y que, por tanto, un electrón nunca podría caer a energía negativa y
nuestro universo continuaría siendo estable. Si un rayo gamma colisionase con
un electrón en un estado de energía negativa, lo lanzaría a un estado de
energía positiva, el gamma se convertiría en un electrón y a la vez en un
agujero en en el mar de Dirac, es decir, el agujero se comportaría como un
anti-electrón, esencial para la antimateria.
Toda esta
serie de teorías quedaron confirmadas experimentalmente cuando años más tarde,
Anderson descubrió el antielectrón (y de paso, la antimateria) y en 1933 Dirac
se llevó por eso el Premio Nobel y se dio credibilidad a su ecuación:
siendo
m la masa en reposo del electrón, c la velocidad de la luz, p el operador de
momento, h con tillde la constante reducida de Planck, x
y t las coordenadas del espacio y el tiempo,
respectivamente, y ψ (x, t) una función de onda de cuatro
componentes. La función de onda ha de ser formulada como un espinor (objeto matemático similar a un vector que cambia de signo con una
rotación de 2π descubierto por Pauli y Dirac)
de cuatro componentes, y no como un simple escalar, debido a los requerimientos de la
relatividad especial).
Genial, pues del espinor teórico
salió el “spin” real, básico para
entender el flujo de electrones en transistores y semiconductores, base de la
electrónica moderna. ¡Si la hubiese patentado, hoy sus descendientes serían
hipermillonarios, pues hubieran sacado tajada de los derechos de autor sobre
cada televisor, cada videojuego, cada teléfono móvil, cada ordenador, etc.,
etc.! Por cierto, la ecuación está grabada en piedra en la abadía de
Westminster; ni la de Einstein recibió tal honor…
La ecuación de Dirac no solamente sirve para lo mencionado, pues nos
introduce también en la cosmología cuántica. ¿Por qué? Pues porque en el
instante del Big Bang, el universo era todavía más pequeño que un electrón;
éste, por la probabilística ecuación de Dirac, debe estar cuantizado y existir,
por tanto, a la vez en otros universos “paralelos” en estados similares, lo que
nos lleva directamente a los “muchos universos”…
Siguiendo con la cosmología cuántica y sin entrar en detalles, aplicando
esto a la función de onda del universo, resulta que un universo que “se infla”
es más probable que uno que no lo haga, “ergo” el nuestro se ha inflado (la
misma conclusión a la que habíamos llegado antes, la del universo plano,
inflacionado y membranoso).
Volvamos ahora a donde nos habíamos quedado en la Teoría de Cuerdas: la Teoría “M” y las 11 dimensiones que nos
llevaban directamente al “universo membrana”.
Recordemos que las cuerdas abiertas estaban
ligadas a estas “branas” y que la gravedad (cuerdas cerradas) era la única
fuerza que se podía mover libremente por las 11 dimensiones (de ahí la
“especificidad” de la gravedad) y, por ende, entre diferentes “universos
membrana”
En definitiva, que si bien estamos en un Multiverso de 10+1 dimensiones,
nuestro universo está confinado en una “3-brana”, es decir, en las 3+1 que
conocemos. (En este caso, el “+1” se refiere obviamente al tiempo como
dimensión, “nuestro” tiempo, pero se me ocurre preguntar si el tiempo fuera de
este confinamiento fuera el mismo; no necesariamente, desde luego…)
Esto significa que solamente la gravedad es capaz de “ver” las restantes
7+1 dimensiones; no sólo eso, sino que estos otros universos “podrían” estar en
el mismo lugar que el nuestro, pero nosotros no seríamos capaces de verlos. ¿Imposible?
A esto se le llama los “mundos
brana”, donde cada universo podría tener leyes físicas distintas a las
nuestras o no, aparte del tiempo ya mencionado. ¿Cuántos de esos universos
tendrían las mismas leyes físicas? ¿Cuál sería la probabilidad asociada?
Es
posible, por lo tanto, visualizar todo nuestro universo como una membrana
flotando en un universo mucho más grande. Como resultado, volvemos a constatar que no todas las
dimensiones “extra” tienen necesariamente que ser convertidas en las minúsculas “bolas” que
vimos de Calabi-Yau; algunas de ellas, en realidad, pueden ser inmensas, de
extensión infinita, lo que nos lleva asimismo a los “mundos brana”. Es curioso
observar que la gravedad es lo único “común” entre toda esta maraña de
universos; ¿será por eso que, al estar tan “dispersa” o “diluída” en un
“espacio (¿)” tan enorme, resulta ser tan débil? ¿Qué cualidades debería tener
el esquivo gravitón para saltar tan alegremente entre tantas dimensiones
desconocidas? Me temo que de momento estas preguntas seguirán algún tiempo sin
respuestas adecuadas.
Recientemente han surgido nuevas ideas, entre las que destaco la del “inflatón”, el mecanismo que hace posible
la inflación y definido como la “distancia” entre dos branas. Esto da lugar
asimismo a otras ideas de la dinámica de estos universos “3-brana”, de forma
que la inflación surgiría de una compactificación entre una “3-brana” y una
“anti-3 brana” que, al tener cargas opuestas, se atraen entre sí, originándose
una aceleración. ¿Será ésta la causa del movimiento uniformemente acelerado
observado –-al menos- en nuestro universo? No sólo eso, sino que cuando se
juntan, se aniquilan mutuamente, dando por finalizada la inflación, liberándose
un montón de energía que da lugar a las partículas del Modelo Estándar
(suponiendo universos brana con las mismas leyes físicas que el nuestro,
claro)… ¿dónde hemos visto esto antes? Pues en la formación de nuestro propio
universo.
Imaginemos entonces que hay un mundo paralelo suspendido justo por
encima de nuestro universo; cualquier galaxia de este universo paralelo sería
invisible para nosotros. Pero como la curvatura del hiperespacio es lo que
causa la gravedad, ésta, como acabamos de ver, salta a través de los universos.
Cualquier galaxia grande en este otro universo se podría ver atraída a través
del hiperespacio hacia una galaxia de nuestro universo.
Así, al medir las propiedades de nuestras galaxias, encontraríamos –de hecho, ya hay observaciones en tal
sentido- que su tirón gravitatorio es mucho más fuerte que el previsto por
las leyes de Newton, puesto que hay otra galaxia escondida justo detrás
flotando en una brana cercana. Esta galaxia oculta suspendida detrás de nuestra
galaxia sería totalmente invisible, flotando en otra dimensión, pero tendría el
aspecto de un halo alrededor de nuestra galaxia que contendría el 90% de la
masa. Así pues, la materia oscura podría ser causada por la presencia de un
universo paralelo como éste.
Continuando de la mano de la Teoría “M”, los universos de dimensiones
superiores son posibles, pero es menos probable verlos porque todavía están
estrechamente envueltos por cuerdas y quién sabe si por anticuerdas , de forma
similar a las antipartículas. Y no sólo eso; si los universos pueden
“pellizcarse” o surgir uno de otro, produciendo nuevos universos, quizá pueda
pasar lo contrario: los universos pueden colisionar creando chispas en el
proceso, que a su vez producirán nuevos universos. En un guión así, quizás el big
bang ocurrió por una colisión de dos universos-brana paralelos, más
que porque “brotara” un universo (y evitamos así de paso la puñetera
singularidad). (Esta segunda teoría fue propuesta por los físicos Paul
Steinhardt, de Princeton, Burt Ovrut, de la Universidad de Pennsylvania, y Neil
Turok, de la Universidad de Cambridge, que crearon el universo «ekpirótico»
(que significa «conflagración» en griego) para incorporar las nuevas
características de la visión M-brana, en la que algunas de las dimensiones
extra podrían ser grandes e incluso infinitas (coincidiendo así con Lisa
Randall). Empiezan con dos tres-brana planas, homogéneas y paralelas que
representan el estado de menor energía; en un principio empiezan como universos
vacíos y fríos, pero la gravedad los va atrayendo lentamente. Finalmente
colisionan y la vasta energía cinética de la colisión se convierte en la
materia y radiación que forma nuestro universo)
Algunos llaman a esta teoría «big splat» («gran
plaf») en lugar de Big bang, porque el guión implica la colisión
de dos branas. La fuerza de la colisión separa a los dos universos. Cuando
estas dos membranas se separan una de otra, se enfrían rápidamente, dándonos el
universo que vemos hoy.
Hemos llegado así a pensar en “qué había antes” del Big Bang de nuestro
universo, lo que no es nada sorprendente, tras todo esto que hemos visto;
sencillamente, nuestro Big Bang resultó de una eventualidad anterior (¿?) que
lo produjo.
En este gráfico vemos de nuevo la
evolución del universo, pero partiendo esta vez desde ANTES del Big Bang:
Esto sería otro ejemplo para el título, pues
si hay personas para las que el Big Bang es imposible con todo el misterio de
la singularidad subyacente, esto sería “más
allá de lo imposible”…
Dentro de medio siglo es probable que con
todo esto suceda lo mismo que hace otro medio siglo con las galaxias, cuando se
fueron descubriendo…
Una manera de
representar matemáticamente los distintos universos del Multiverso es ésta:
Cada mínimo corresponde a un potencial punto
de surgimiento de un universo futuro, como hemos visto ya en el dibujo
anterior. Las burbujas-universo se crean por medio de transiciones de efecto
túnel.
Debido
a fluctuaciones cuánticas del inflatón,
el universo inflacionario nuclea burbujas con diferentes valores de inflación,
por ejemplo, distintos valores de la energía oscura o diferentes aceleraciones
exponenciales. Nuestro universo observable sería una de esas burbujas… (igual
que la imagen del globo inflable, que ya vimos)
Andrei Linde da a esta teoría el nombre de inflación eterna auto-reproducida
o «inflación caótica», porque prevé un proceso interminable de inflación
continua de universos paralelos. Una forma de representarlo es:
(Cada vez
hay más pruebas teóricas para sostener la existencia de un Multiverso del que
siguen brotando o saliendo otros universos como retoños. Si es así, se
unificarían dos de las grandes mitologías religiosas, el Génesis y el Nirvana: el
Génesis tendría lugar continuamente dentro de la estructura del Nirvana
intemporal).
Esta es otra manera de ver que los universos pueden “brotar” espontáneamente de cualquiera de esos
“mínimos” que hemos visto antes.
La estrecha relación con la vibración de cuerdas como generadoras de
partículas nos lleva a hacer la siguiente analogía musical respecto a la
entidad del Universo:
ANALOGÍA MUSICAL CONTRAPARTIDA DE
CUERDAS
Notación
musical …………………. Matemáticas
Cuerdas de violín …………………. Supercuerdas
Notas ………………………………… Partículas subatómicas
Leyes de la armonía …………………. Física
Melodías ……………………………… Química
Sinfonía / s
de cuerdas ………………… Universo / s
El universo es, pues, una sinfonía
de cuerdas; si esta analogía es válida, uno debe formularse las siguientes
preguntas:
1ª: ¿Hay un compositor? ¿Diseñó
alguien la teoría para permitir la riqueza de universos posibles que vemos en
la teoría de cuerdas?
2ª Si el universo es como un reloj finamente ajustado, ¿hay un relojero? En
este sentido, la teoría de cuerdas arroja cierta luz sobre la cuestión: ¿tuvo
Dios elección? Siempre que Einstein creaba sus teorías cósmicas, se formulaba
la pregunta: ¿cómo habría diseñado yo el universo? Tenía inclinación a pensar
que quizá Dios no tuvo elección en el asunto. La teoría de cuerdas parece
reivindicar esta aproximación.
Es curioso constatar que si Einstein no hubiera descubierto la
relatividad, su teoría podría haber sido descubierta como producto secundario
de la teoría de cuerdas. La relatividad general, en cierto sentido, sale
“gratis”.
La belleza de la teoría de cuerdas es que puede equipararse a la
música, como acabamos de ver; la música proporciona la metáfora mediante la que
podemos entender la naturaleza del universo, tanto a nivel subatómico como a
nivel cósmico, de forma que el “Todo” se asemeja a una maravillosa sinfonía. ¡Pues
qué bonito!
Volveremos sobre estas reflexiones metafísicas más adelante.
Una pregunta interesante: ¿cuántos universos predice entonces la Tº de
Cuerdas que existen como parte del Multiverso? Y más difícil todavía: ¿Qué hay
entonces “más allá” del Multiverso? ¿Nos hemos topado ya con el infinito real?
Pues casi, casi: hay billones de billones de universos posibles, cada uno de
ellos compatibles con la Relatividad y la teoría Cuántica. ¿Se podría contar
con otros aparte que no lo fueran? ¿Por
qué no? Limitándonos a los primeros es que podría haber un Gugol (un 1 seguido
de 100 ceros) de estos universos compatibles. He leído otra cifra por ahí más
global que habla de 10 elevado a 500 universos, lo que se corresponde con las
soluciones posibles de las ecuaciones de la Tª de Cuerdas; en cualquier caso,
es un número tan enorme que se podría usar como “primera aproximación” para el infinito.
Para entender lo que esta cantidad
significa, si alguien pudiera analizar las leyes predichas para tales universos
en tan sólo un milisegundo por universo y hubiera empezado a trabajar en ello
en el mismo instante del Big-Bang de éste nuestro universo hace 13700 millones
de años, en el momento presente sólo hubiera podido analizar 10 elevado a 20 de
ellas y sin permitirse pausas…
Otra cosa a favor de la Tª del Multiverso es
su aspecto antrópico, aunque
parezca sorprendente. Las constantes de nuestra naturaleza, dentro, pues, de
nuestras leyes físicas, nos encontramos que están muy finamente ajustadas
para permitir la vida tal como la concebimos. Por ejemplo, si aumentáramos la
intensidad de la fuerza nuclear, las estrellas se quemarían tan rápidamente que
no daría “tiempo” a que apareciera la vida. Si la redujéramos, las estrellas no
se encenderían nunca y tampoco podría existir vida. Si aumentáramos la fuerza
de gravedad, nuestro universo moriría rápidamente en el mencionado “Big Crunch”. Si la
redujéramos, el universo se aceleraría todavía más y rápidamente llegaríamos al
final en el mencionado “Big Freeze” o gran congelación. A eso se le llama la “banda
de los Rizos de Oro de la Vida”; sería para pensar que hay un Dios que ha
escogido un universo –-al menos éste- adaptado a las condiciones de nuestra vida
y ha colaborado en su formación.
Habrá naturalmente otros muchos universos
“muertos” o muy fugaces… aunque alguno podría haber que permitiese “otra clase
vida”, cosa que no es más que una especulación. Pero… ¿imposible? A lo de la Vida
pretendo volver más adelante.
AGUJEROS NEGROS, AGUJEROS DE GUSANO Y
VIAJES EN EL TIEMPO
Una vez que ya tenemos una idea de nuestro entorno, estas tres
particularidades que nacen de lo que hemos descrito se han vuelto muy
populares, gracias a la infinidad de películas que los incorporan y que se
catalogan en el marco de la “Ciencia-Ficción”. Como siempre, veamos si esto
entra en el terreno de lo probable, lo posible o lo imposible.
Independientemente de películas como “2001, la Odisea del Espacio” y su
actualización 30 años más tarde, “Interestelar”, son conceptos que “venden”,
sea por su denominación ¡agujeros y además negros!, que les da un halo de
misterio, sean los de gusano, que nos llevan a imaginar un queso de Gruyére, o bien
por su atractivo: los viajes en el tiempo permitirían arreglar nuestros errores
del pasado o saber de antemano lo que va a pasar… ¡muy excitante!.
Empecemos por los primeros, pues los tenemos más cerca, en nuestro
universo, y hasta se han fotografiado:
Septiembre de
2014: imagen del Hubble del agujero negro en la galaxia enana M60-UCD1
Lo último que sabemos es muy reciente: en Octubre de 2014 se descubrió
por astrónomos de varios países lo que pudiera ser el mayor agujero negro
detectado hasta ahora, en la galaxia Holm 5A. Se estima que su masa es del
orden de 10.000 millones de veces la del Sol… ¡qué barbaridad! Parece ser que
cada galaxia tiene su propio agujero negro; su tamaño está en relación con el
tamaño de la galaxia. Si comparamos las galaxias con viviendas o bloques de
viviendas, parece como si el agujero negro fuera el sumidero que todas esas
urbanizaciones deben tener… ¡a lo mejor es que existen para llevar a cabo una
función similar!
¿Qué es un agujero negro? De forma simple, un lugar que lo absorbe todo,
hasta la luz, que es por lo que se ve negro. No es tan elemental, sin embargo;
hace exactamente un siglo, un tal Schwarzschild los intuyó y hasta demostró
matemáticamente su existencia; posteriormente, Einstein rescató sus trabajos
(el hombre falleció poco después de la 1ª GM). Por cierto, debía ser un
predestinado, ya que su apellido significa precisamente “Etiqueta negra” =
Schwarz-schild, lo que nos lleva a pensar en un whisky o un jamón de buena
calidad o en nuestro agujero negro.
Recordemos de nuestro Modelo Estándar que la materia está prácticamente
“hueca”, si comparamos las masas y los tamaños de las partículas. Schwarzschild
demostró que si la masa se concentrase mucho, es decir, se rellenasen los
huecos y se aumentase enormemente la densidad, llegaría un momento en que la
curvatura del espacio en regiones próximas alcanzará tal magnitud que la dejará
aislada del resto del universo. Es como un enorme “embudo” cósmico, en el que
cualquier cosa que entre, se perderá irremediablemente. La pregunta es: ¿se
“esfuma” milagrosamente o es que va a parar a alguna zona incluso “fuera” de
nuestro universo o nuestra “3-brana” dimensional?
Por cierto, de aquí surge un concepto muy interesante: el “horizonte de sucesos”, que es
sencillamente la distancia que va desde el punto de no-retorno al centro del
agujero negro; también se define como el lugar geométrico del espacio que rodea
al agujero negro a partir del cual la velocidad de escape gravitacional empieza
a ser mayor que la velocidad de la luz. Por cierto, recordemos que,
matemáticamente, exceder la velocidad de la luz equivale que la masa se haga “infinita”
o al menos que crezca de forma exponencial, por lo que si estamos tratando con
una masa tan enormemente concentrada, el tamaño compensado ya sería
intuitivamente algo más “tangible”. De otra forma, si alguien atravesara el
horizonte de sucesos, tendría que viajar más rápido que la luz para salir de
él, lo cual es “imposible”. Más aún: según nos acercásemos a dicho horizonte,
nuestros átomos se “estirarían”; la gravedad en los pies sería mucho mayor que
en la cabeza y nos convertiríamos en un spaghetti hasta nuestro desgarro
inmediatamente después, cosa harto desgradable…
Durante gran parte del siglo pasado, los físicos se enzarzaron en
discusiones conceptuales de las que les era difícil salir; por ejemplo,
aplicando las leyes de la termodinámica, si el agujero se traga entropía, debe
tener temperatura, por lo que debe emitir radiación; pero si el agujero se
traga todo, sería imposible que pudiera emitir ni siquiera radiación. Stephen
Hawking se metió en el problema y halló una vía de escape contemporizadora: el
agujero negro es un poquito gris y tiene una temperatura bajísima, eso sí, una
poquita, lo bastante para emitir un poquito de radiación (Radiación de Hawking),
o sea, energía. Bueno, pero un día muy lejano podría perder toda esa energía
remanente y desaparecer (“Evaporación de Hawking”). Pero esto generó otro problema:
según la Tª de la Relatividad General, la información que entra en el agujero
podría “evaporarse” y desaparecer, pero según la Mecánica Cuántica, algún resto debería quedar y debiera hasta poder
reconstruirse. Otra paradoja. Hawking se puso de parte de los relativistas, pero tuvo finalmente que
ceder ante los cuanticinistas,
perdiendo una de sus famosas apuestas. Al final, en 2014 hizo una sonada
declaración que se interpretó como que “renegaba” de sus agujeros negros, pero
lo único que pasó es que los “redefinió” ligeramente, encontrando otra vía de
escape. ¿Cómo? Hemos visto que el agujero negro se compone de dos partes: una
antes y otra después del Horizonte de Sucesos; pues bien, Hawking se inventó un
nuevo horizonte que llamó “Horizonte Aparente”,
que definió como la superficie en la que los pobres rayos de luz que intentan
escapar del agujero negro quedan atrapados, como si fuese una gran red de
pescador, quedando suspendidos en el espacio-tiempo. Magnífico; en este
“Horizonte Aparente” quedarán igualmente atrapados toda la materia, energía o
cualquier clase de información que tenga la osadía de querer entrar en aquél
malhadado lugar. Incluso admite que el Horizonte Aparente pudiera desaparecer,
lo que permitiría que el agujero negro vomitase entonces cualquier cosa. Pero
con esta solución seguimos sin saber qué pasa “más allá” o “más adentro” del
horizonte se sucesos o del aparente; pues también lo solucionó, admitiendo que
la singularidad central del agujero pudiera no ser tal y que toda la materia,
información, etc. se quedase “dando vueltas” en un misterioso lugar intermedio;
así no se perdería.
(Y digo yo: si pese al filtro de la red siguen entrando
cosas continuamente, la red debería crecer también continuamente, así como el
lugar donde todo quedase dando vueltas… ¿en qué quedará todo esto?) Al menos Hawking ha vuelto a salvar los
conceptos de la Física.
Y no acaban aquí las disquisiciones; ¿y si metemos en el ajo a la Tª de
Cuerdas y la Tª Cuántica? Supongamos a los agujeros negros constituídos por
bloques de “p-branas”; recordemos que
éstas pueden ser como hojas (las World
Sheets) que se desplazan en las 11 dimensiones. Se ha llegado a demostrar
(matemáticamente) que el número de ondas que se formen en las “p-branas” es
equivalente a la cantidad de información “confinada” en el agujero negro, lo
que ya nos permite especular. Por otra parte, una partícula perteneciente a la
función de onda de la ecuación de Schrödinger podría estar en cualquier parte;
¿Y si una cae en el agujero negro y la otra no? ¿Qué predice la ecuación? Pues
que podría haber pasado cualquier cosa, lo que nos mete en las disquisiciones
sobre el tiempo, que luego veremos… Emocionante, ¿verdad?
Volvamos al horizonte de sucesos; para un observador exterior al
horizonte que viese cómo se aproximaba, el tiempo se iría ralentizando hasta
pararse cuando llegásemos a él (si es que no nos desgarramos antes, claro)
Si pese a todo lográsemos atravesarlo, nos encontraríamos con otro
universo al otro lado (uno de los muchos universos-brana que hemos visto); a
esto se le llamó puente de Einstein-Rosen, vulgo “agujero de gusano”, que ahora
veremos.
Lo que sí es cierto es que los
agujeros negros existen, hasta los hemos visto, pero cómo son y cómo funcionan,
todavía no lo sabemos. Tras todas estas disquisiciones, no me extraña que en la
película Interestelar se le haya
llamado “Gargantúa” al agujero negro.
Vayamos ahora a los “agujeros de gusano” ( éstos sí que no se han visto,
como no fuera en la películas “Contact”
y la propia “Interestelar”) y tampoco
se ha demostrado su existencia, aunque sí matemáticamente. Acabamos de ver que
el agujero negro puede ser un “puente” a otro universo, pero este viaje no
tiene retorno; a los agujeros negros se les llama “agujeros de gusano no practicables”.
Pero los podría haber practicables, al menos temporalmente (la gravedad
acabaría por destrozar la garganta del agujero), en tanto exista fuerza
repulsiva de la energía negativa. El problema es que se necesitaría mucha
energía negativa para mantener el puente “abierto”, pues debiera ser capaz de
“rasgar” el espacio-tiempo. Una forma de pasarlo sería yendo “hiper-comprimido”,
pero eso resulta muy desagradable y además habría que inventar algo que luego
nos descomprimiera… parece, pues, algo muy cercano a “imposible”.
Agujero de gusano (en amarillo) entre dos universos, cada
uno con sus características específicas y su tiempo, en un espacio
11-dimensional
Pero pensemos más allá. No olvidemos que nos movemos en 11 dimensiones y
nos empeñamos en pensar que estamos en 3+1; ya sabemos que hay algo que es
capaz de moverse “transversalmente” a través de ellas, la gravedad, y que el
universo paralelo podría estar al lado de nosotros, sólo que no lo podemos ver.
¿Por qué no se puede pensar en un puente más cortito en estas condiciones? Lo
que no sabemos es qué hay que hacer para encontrarlo y después atravesarlo.
Indudablemente, parece más cómodo y menos arriesgado…
No olvidemos que los agujeros de gusano no se han visto y esto no es más
que una forma gráfica de representarlos; los lugares donde se encuentren los
extremos del “puente” tampoco olvidemos que se encuentran cada uno al final de
una zona 11-dimensional, imposible de representar adecuadamente; la especulación permite imaginarse las entradas a estos agujeros de gusano practicables como agujeros negros menos negros, pero de esta forma es más sencillo
imaginárselos.
No voy a entrar en profundidad en los viajes en el tiempo, pues todos
hemos visto suficientes películas al respecto y conocemos la paradoja de matar
al padre de uno antes de nacer. Hawking se sacó de nuevo de la manga una
especie de postulado de protección contra esta paradoja con su famosa “Conjetura de protección de la Cronología”,
afirmando que los viajes en el tiempo no eran compatibles con las leyes de la
física. Lo malo es que hasta hoy no se ha logrado encontrar una ley física que
haga “imposible” el viaje en el tiempo, sobre todo hacia el pasado, que es lo
que representa el mayor problema, y actualmente el hombre ya se siente menos seguro. Las
propias teorías de Einstein configuran ciertos bucles o curvas cerradas de tipo
temporal; siguiendo la trayectoria de una curva cerrada de éstas, llegaríamos
antes de salir. La propia definición de los agujeros de gusano permite también
este tipo de viajes, conectando dos puntos en el espacio-tiempo;
matemáticamente al menos, es posible viajar al pasado, pero quién sabe si la
“Conjetura de Hawking” impediría que vuelva alguien para contarlo a través de ése (¿u otro?)
agujero de gusano y aprovecharse de ello…
A un tocayo mío llamado Kurt Gödel se le ocurrió que si el universo,
además de expandirse, también girase a muy alta velocidad y viajásemos “en
sentido contrario” con la suficiente velocidad, no sería impensable que
llegásemos antes de haber salido (esto se copió en una película de Supermán,
cuando rescata a Luisa Lane antes de que muriese, cosa que ya había sucedido).
Cuando se le enseñó que el spin neto del universo era cero y el tiempo no era
un lugar común donde experimentar, las expectativas se le vinieron abajo.
Está claro que, pese a todo, la
forma más plausible de viajar en el tiempo es atravesar un agujero de gusano
que permita usar un billete de ida y vuelta. La clave física para ello es saber
aprovecharse de la energía negativa, ésa que descubrió Dirac. Imaginemos que
tuviésemos la tecnología suficiente para fabricar dos esferas concéntricas con
una separación minúscula; implosionando la esfera exterior, las dos esferas
crearían un efecto Cassimir con la consiguiente energía negativa. Si ahora
fuéramos capaces de extraer del espacio temporal un agujero de gusano
suficientemente flexible y colocarlo entre ambas esferas, enviando la primera
cerca de la velocidad de la luz al espacio, el tiempo se vería frenado dentro
de esta esfera. El que estuviera dentro de la segunda esfera ahora podría pasar
instantáneamente a la primera y salir después de ella en un tiempo anterior.
Hala, ya hemos inventado y descrito la máquina del tiempo; ahora solo falta
desarrollarla… Es evidente que en el marco de lo que sabemos, tal máquina parece
imposible, por mucho que nos lo hayan acercado las películas.
De todas formas, existen formas de solventar las paradojas del viaje en
el tiempo; unas están basadas en el libre albedrío y de que una fuerza
misteriosa impediría que algo así pudiera suceder (versión de la Conjetura
hawkingiana), pero hay otra que me gusta más y que nace de otra paradoja, la
del gato muerto y vivo a la vez: cuando viajamos en el tiempo, nos movemos
cuánticamente a un universo paralelo en el que ya no somos los mismos, al menos
los demás, de forma que no podríamos cambiar “nada” en el universo original,
pero sí en el otro, en el que tendríamos total libertad para ello. Esto es
compatible con la idea de que el tiempo no tiene que ser el mismo en los
diferentes universos, pues el tiempo de uno puede “moverse” independientemente
al del otro. De forma gráfica, imaginemos en la figura del agujero de gusano y
los universos, que cada uno de ellos se
moviese “horizontalmente” de manera distinta en el espacio-tiempo de 11
dimensiones; no es difícil imaginar que los extremos del puente estarían en
tiempos diferentes. ¿Imposible? Me temo que aquí sí que estemos “más allá de lo
imposible”.
Nos haría falta una Teoría del Todo que unificase a todos los universos
y fuese válida multiversalmente;
quizás algún lejano día en el futuro eso fuera posible, pero, entretanto, que
nadie piense que mañana puede ir al futuro, ver los resultados de las carreras
o de la lotería y luego volver al pasado para forrarse. Hoy por hoy, es imposible.
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(Por cierto, me permito recordar aquí que tengo escrita una
novela de ciencia-ficción llamada “Mi
Universo Paralelo”, editada y disponible en Internet bajo mi seudónimo
KSTAFEL, que trata de estos temas con el noble fin de que el protagonista salve
a su amada fallecida encontrándose con su amada equivalente en otro universo
paralelo en un tiempo anterior al accidente y evitándolo. El problema es que
allí existe también otra copia de él mismo igualmente enamorado y se forma un
“trío amoroso” muy peculiar y de difícil solución…)
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Volviendo a la Tª Cuántica y a la paradoja del gato, recordemos que una
de las soluciones para la misma era que uno de los gatos cuánticos, el vivo o
el muerto, estaría en un universo paralelo de éstos en otra dimensión. Démonos
cuenta que la “ubicuidad” de una partícula pertenece al mundo del microcosmos y
que en este caso esto nos lleva a algo más tangible; ¿existe una barrera
cósmica que separe el mundo de las partículas, donde la Tª Cuántica funciona
perfectamente, del mundo de 3+1 dimensiones a una escala más “humana”? Debería
ser así, aunque sólo fuera por sentido común; lo que sucede es que en el mundo
de lo “pequeño” todo se describe por ondas de probabilidad y la ubicuidad
atómica es algo “cotidiano”. Cuanto mayor es la onda en un punto, mayor es la
probabilidad de encontrar a la partícula en ése punto, pero en el mundo de los
objetos a escala humana o mayores, estas ondas se van colapsando a medida que
aumenta el tamaño, de forma continua; no existe, pues, esa barrera cósmica. Será
que aquí “el tamaño es lo que importa”.
En cualquier caso, eso no elimina la paradoja del gato, que ahí está.
Científicos muy serios, como Hugh Everett ya en el 1957, aceptan que es
perfectamente plausible llevar este desdoblamiento a escala cosmológica y
aplicar la “Teoría de las historias
múltiples de Feynman”, otro reputado físico teórico del siglo XX. Significa
que la formación de universos cuánticos es algo dinámico y que existen mundos
paralelos al nuestro siguiendo la tónica de “cualquier universo que pueda
existir, existe” y en los que se desarrollen historias diferentes que pueden
ser cruciales. Por ejemplo, un universo en el que el atentado de Von
Stauffenberg hubiera tenido éxito, que Hitler hubiera muerto en Julio de 1944 y
se hubieran salvado más un millón de personas, de los que existirían
descendientes que no tendrían su equivalente en “nuestro” universo, por lo que
se formarían importantes divergencias en las líneas de la historia al comparar
la misma entre ambos universos.
De estas teorías ha surgido recientemente entre la comunidad científica
un concepto nuevo: la “decoherencia”. Esta teoría afirma que sí, que todos
estos universos son posibles y reales, pero que nuestra función de onda se ha
“desacoplado” de ellos, o sea, que ya no vibra al unísono con ellos, y que los
personajes en estos otros mundos pueden coexistir con nosotros pero sin estar
“sintonizados”. Hay una decoherencia
con ellos. ¿Imposible? Así parece desde
luego, pero no es ciencia-ficción, al menos para los que lo defienden, físicos
muy serios con toda su barba. (El sentido común nos empuja a que a esto le
llamemos “incoherencia” en vez de “decoherencia”, pero, una vez más, nos hemos
ido mucho
más allá de lo imposible).
Para mostrar que todo esto no son meras fantasías sin sentido y que
tienen al menos una cobertura matemática, en 1967 se formuló por DeWitt y Wheeler la
ecuación de Schrödinger aplicada al universo, mediante la derivación desde una integral de caminos utilizando la acción
gravitacional:
La función de
onda probabilística es pues aplicable a todos los universos posibles; cuanto
más grande sea la función de onda, más probable es que ése universo exista.
El viejo zorro de Hawking ha desarrollado este punto de vista, aduciendo
que nuestro universo tiene una función de onda asociada muy grande, mientras
que la mayoría de “los otros” la tienen más pequeña, es decir, que son menos
probables. Esto es coherente con la teoría de la inflación de los universos,
pues la determina: un universo que se infla es sencillamente más probable que
exista que no otro que no lo haga, y el nuestro es un magnífico ejemplo de
ello… ¡Genial! Siempre tiene salidas.
Reflexionando
un poco tras todo esto, habrá cosas que seguirán siendo imposibles, por
ejemplo, determinar la posición exacta de un electrón, curiosamente. Sin
embargo, con los nuevos medios de exploración que se están desarrollando (nuevo
LHC, detectores de ondas gravitacionales como el del Polo Sur, por ejemplo), en
los próximos (o menos próximos) años nos daremos cuenta que se está formando
una nueva Física que será capaz de explicar o verificar muchas cosas que hoy no
podemos ni imaginar, aunque aquí he pretendido exponer varias de ellas.
Detección de
neutrinos y ondas gravitacionales en una estación situada en el Polo Sur.
A remarcar el tamaño, comparando con el de
la torre Eiffel
Lo que parece inevitable es que, a medida
que avancemos, el horizonte por delante de nosotros se seguirá alejando
también, por lo que encontrar la Teoría del Todo hoy por hoy no parece que sea
algo próximo. ¿Imposible? No lo sé.
EL MISTERIO
DE LA VIDA
Tratemos de
buscar respuestas a preguntas como: ¿Qué es la Vida? ¿Cómo se formó en la
Tierra? ¿Cómo ha sido posible que evolucionase hasta conformar el ser humano?
¿Existen extraterrestres en otros rincones del universo? ¿Podremos ser capaces
de crear Vida en el laboratorio? ¿Podremos crear robots humanoides con consciencia
humana? ¿Imposible o posible?
¿Qué es la Vida?
La Vida es un
fenómeno cósmico. La vida emerge en un momento determinado de una evolución
cósmica o planetaria, si se cumplen los requerimientos apropiados y relevantes
de entorno medioambiental físico y químico para que pueda surgir.
La gran
pregunta es: ¿QUÉ hizo que apareciese la
vida en este entorno?
Desde hace
muchos años los científicos se esmeran en reproducir el fenómeno de la vida en
un laboratorio partiendo de elementos inanimados y que ésta sea luego capaz de
auto-replicarse por sí sola y crecer; todavía no lo han conseguido, pero se van
acercando. Si estamos cerca o lejos de ello, es algo muy subjetivo.
Los
elementos necesarios de los que se compone la vida – -tal como la conocemos
en la Tierra- son los siguientes, simbolizados en “CHONSP” (Carbono,
Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, Azufre y Fósforo). La polimerización de estos
elementos en un entorno en el que haya hierro hace que se puedan formar las
moléculas biogénicas base para la vida: ácido cianhídrico, ácido fórmico,
formaldehidos y compuestos complejos del carbono.
La
unidad común para toda clase de vida es la célula, que debe reunir tres
condiciones para sobrevivir: ADN (acido
desoxirribonucleico), tener un metabolismo y tener una membrana frontera.
Para que surja la
vida, es preciso que “algo” haga que se unan apropiadamente las bases de la
cadena de ADN que forman una doble hélice y que además sea capaz de
auto-replicarse; se cree que el “motor” para ello es el ARN (ácido
ribonucleico) , molécula más robusta y mono-helicoidal que sirve como
“intermediario” de la información que lleva el ADN en forma de genes, pero
tampoco sabemos de dónde surgen esta capacidades ni la propia ARN.
La evolución de la vida se produce por mutaciones causadas por
factores externos en las cadenas de ADN, haciendo que se incremente la resistencia
al entorno de la naciente vida.
Todas las formas de vida en la
tierra, desde bacterias a seres humanos, están formados por proteínas que
tienen SIEMPRE los mismos 20 aminoácidos; 10 de ellos surgieron mediante
vías bio-sintéticas (la forma en la que evolucionan los sistemas vivos) y los
otros 10 (el conjunto prebiótico) pueden ser creados mediante reacciones
químicas.
Un ser vivo es una unidad organizada capaz de metabolizar,
reproducirse y evolucionar.
¿Cómo
surgió la vida en la Tierra?
Hay un buen montón de teorías,
que no es cuestión de desarrollar aquí. Se considera como la más probable una
combinación de la extraterrestre (por meteoritos) y la de síntesis abiótica, reforzada
por la constatación de una gran lluvia de meteoritos alrededor de 4,5 Ga atrás,
fecha coherente con los primeros descubrimientos fósiles de 3,8 a 3,5 Ga. con
indicios de vida en La Tierra. (1Ga = 1000 millones de años)
Lo vemos en el siguiente cuadro:
Nótese el “paso desconocido” marcado en rojo, que es crucial… Es decir:
no lo sabemos aún.
Veamos de forma consecutiva “cuándo” surgió la vida comparando con la historia de la Tierra
(recordemos la evolución de nuestro universo):
Tras el Big Bang (hace 13,7 Ga), los protones y los neutrones se forman menos de un segundo más tarde, pero los átomos tardan 300000 años más para terminar de formarse
Las primeras estrellas no aparecen hasta que hubo pasado 1 Ga tras el Big Bang
Las primeras galaxias se forman a los 3 Ga
del Big Bang; la Vía Láctea tardó 1 Ga para formarse.
Aproximadamente 9 Ga del Big Bang se forma
el sistema solar (hace unos 4,6 Ga)
Un poco más tarde nace la Tierra (hace 4,5
Ga),
Después, entre los 4,3 y 4 Ga antes de hoy hubo una proliferación de meteoritos cayendo sobre la Tierra. ¿Casualidad? ¿Coincidencia?
Entre 3,5 y 3,8 Ga tenemos las primeras
evidencias fósiles de vida en la Tierra.
Se supone que la vida apareció en algún
momento de hace entre 3,8 y 4 Ga (1 Ga = 1000 millones de años). Podemos
enfocar esto un poco más:
Hace:
4,6 - 4,5 Ga
|
Inicio de la
formación de la Tierra mediante acreción de “protoplanetésimos”.
|
4,4 Ga
|
El calor interno
debido al impacto de los planetésimos, meteoritos y desintegración de
elementos radiactivos provoca la fusión y estratificación de los materiales
que se separan por densidades.
|
4,3 Ga
|
Se diferencian
Núcleo, Manto y Corteza.
|
4,2 Ga
|
Desgasificación
del Manto y formación de una protoatmósfera reductora formada por CO2, N2,
vapor de agua y algo de NH3 y CH4.
|
Formación de la
Hidrosfera por condensación del vapor de agua de la atmósfera.
|
|
3,8-3,5 Ga
|
|
2,5 Ga
|
La atmósfera se
vuelve oxidante (con Oxígeno)
|
¿Cómo se formaron los vínculos de la vida?
El ADN es una molécula compleja que es capaz de formar vínculos en dos
cadenas de nucleótidos.
La forma más antigua de ADN debió ser una que se formaba sola (¿?),
fuera de una célula. Para que el ADN se replicase a sí mismo, necesitaba un
motor, que bien podría ser el ARN (acido ribonucleico), que es más sencillo y
más robusto y de una sola cadena.
La pregunta clave es: ¿de dónde salió el ARN?
Para iniciar este proceso se necesitan charcas de unos 70ºC a 80ºC, ni
más ni menos, como se da en las fumarolas volcánicas profundas, pero esto no es
más que el entorno.
El verdadero motor de la evolución de la vida es la mutación. El
ADN está formado por genes que se replican. Para transmitir esta
información genética se precisa un mensajero: es el ARN, que lo transmite a los
ribozomas de las proteínas. Se puede dar el caso que tengamos un cambio (una
rotación local en el ADN) causado por un agente externo, sea radiación u otra
causa. Esto se transmite por el ARN a la proteína, a la que “le dice” que use
otro aminoácido y no el que estaba previsto. Esto es la base de una mutación,
que puede ser mala o buena, permitiendo una mejor adaptación al medio ambiente.
La vida existe en toda clase de formas y tamaños, desde nosotros los
humanos hasta las bacterias y quizás hasta para formas más elementales de vida.
¿Cómo sabemos que toda vida ha evolucionado desde una sola célula? La
respuesta se encuentra escrita en el lenguaje del código genético:
Código
genético standard :
La secuencia
del material genético en el ADN se compone de cuatro bases nitrogenadas
distintas, que tienen una función equivalente a letras en el código genético:
adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C)
Secuencia
genética en el ARN: adenina (A), uracilo (U), guanina (G) y citosina (C)
Este es el mismo código,
tanto para humanos como para bacterias, de tal manera que un gen de un
ser humano puede ser colocado en una bacteria, y la bacteria fabrica la
proteína humana (Por cierto, así se fabrica la insulina).
El código genético es el lenguaje en el que la mayoría de los genes
están escritos en el ADN. Tales genes constituyen recetas para hacer proteínas,
que son las que hacen que la célula funcione, haciéndolo todo, desde fabricar
ADN hasta digerir la comida que ingerimos y extraer sus nutrientes.
¿Tenemos un ancestro común? Sí: lo llaman LUCA (último ancestro común
universal).
Ya hemos visto cómo surgieron las primeras células procariotas como
unidad de vida, confirmado por los fósiles de organismos procariotas de 3,5 Ga
que se han encontrado. Ha habido debate acerca de su complejidad, pero los
acontecimientos recientes sobre el origen de los virus y su posible papel en la
evolución han abierto nuevas perspectivas sobre la aparición y la herencia
genética de LUCA.
Carl Woese propuso en los años 90´s a LUCA como un organismo
protoeucariota, es decir, un antepasado de la línea celular con una entidad
bien distinta de las bacterias y arqueas.
En cualquier caso, LUCA NO es un
descendiente de las células primitivas procariotas.
"LUCA" es el antecesor común de todas las células y por tanto
de toda la vida en la Tierra. Fue probablemente un tipo de célula
procariota, la cual
poseía una membrana celular y probablemente ribosomas, pero carente de un
núcleo o mitocondrias. Y la época encaja.
Y a partir de aquí, hasta hoy… aunque
antes de llegar a nosotros los humanos, hay mucho que contar.
Sigue siendo un misterio el chispazo de la
conciencia humana en el homo Sapiens y si este chispazo se produjo mucho antes,
entre 6 y 4,4 millones de años antes de hoy, fecha ésta en la que
aparece el Ardipithecus, un género de homínidos tempranos, ¿será éste
nuestro primer ancestro humanoide?
Con respecto a la creación de Vida, pese a tener una idea más o menos
clara sobre lo que es y su origen, el crearla en laboratorio está todavía en
mantillas. Para ello habría que crear artificialmente un ADN y ARN presto a
auto-duplicarse mediante un auto-metabolismo; lo único que se ha logrado es una
auto-replicación de filamentos de celdillas creadas en laboratorio remedando
células, lejos, por tanto, de creación de vida. El famoso experimento de Miller
no “creó” vida, sino solamente 5 de los 20 aminoácidos precisos y sin
replicación.
¿Imposible crear vida y emular al Dr. Frankenstein de la novela? Pues
como en muchas cosas, no se puede negar la posibilidad, pero estamos todavía
muy lejos.
Vida extraterrestre.
Ya hemos visto que es muy
probable que el origen de la vida sea extraterrestre, aunque se desarrollase en
la sopa primigenia terrícola. La siguiente pregunta es: ¿hay vida
extraterrestre diseminada por ahí ya que son los cometas y meteoritos los
encargados aparentes de distribuirla?
La búsqueda de exoplanetas que tengan condiciones similares a la Tierra
está en plena efervescencia; en estos momentos (fecha Enero 2015), por medio
del telescopio Kepler se han encontrado ya más de 4000 planetas, de los que 997
son posibles candidatos.
La estimación es que hay 40.000 millones de planetas de un tamaño
similar orbitando en zonas de potencial habitabilidad; el más cercano podría
estar a 12 años-luz de distancia, es decir, que en cualquier caso estarían a
distancias inalcanzables, sin contar con un futuro muy lejano todavía.
En Enero de 2015 se han encontrado los dos planetas con mayor índice de
similitud con la Tierra, los Kepler-296 y Kepler-395c, con más de un 90% de
similitud, pero a distancias entre 400 y 1000 años-luz.
Hay que tener en cuenta que no basta con ser similares a la Tierra y
tener agua, sino que en su sistema tiene que haber un planeta del tamaño de
Júpiter que evite que sea continuamente bombardeado por meteoritos o cometas.
Un satélite del tamaño de la Luna
también es imprescindible, pues hace que el eje de giro de la Tierra sea
estable, así como que disponga de un campo magnético intenso que evite los
daños por radiaciones y rayos cósmicos, que la velocidad de rotación sea
apropiada y que esté situado a una distancia también apropiada del centro de su
galaxia, incorporando elementos pesados para crear ADN y proteínas.
Es decir, que la zona de “rizos
de oro” para la vida se nos aparece cada vez más pequeña, a un ritmo probablemente
similar al que aumentan los exoplanetas descubiertos.
Y a partir de ahí, las condiciones para una vida inteligente de corte
similar a la nuestra se reduce todavía mucho más (no hay más que ver la
relación entre los años de existencia del hombre y la vida de la Tierra).
No es de extrañar que el programa de búsqueda SETI todavía no haya
encontrado nada; lo de la película Contact
no se ha producido, de momento…
Se ha establecido una curiosa clasificación de potenciales
civilizaciones en el universo en función de la energía que son capaces de
manejar:
1º) Civilizaciones tipo I: control a nivel planetario y globalizado (luz solar, manipulación del clima, control de terremotos, etc.
2º) Civilizaciones tipo II: las que pueden usar y controlar energías del orden de la de su sol, o sea, 10.000 millones de veces más “poderosas” que las de tipo I. Serían capaces de gestionar su supervivencia aunque su sol desapareciera, trasladándose a otro sistema estelar distinto.
3º) Civilizaciones tipo III: las que pueden usar y controlar energías del orden de la de su galaxia, o sea, 10.000 millones de veces más “poderosas” que las de tipo II. Sería una civilización “divina”, pues tendrían un control a nivel universal y podrían ser los gestores de las demás civilizaciones menos “avanzadas”.
1º) Civilizaciones tipo I: control a nivel planetario y globalizado (luz solar, manipulación del clima, control de terremotos, etc.
2º) Civilizaciones tipo II: las que pueden usar y controlar energías del orden de la de su sol, o sea, 10.000 millones de veces más “poderosas” que las de tipo I. Serían capaces de gestionar su supervivencia aunque su sol desapareciera, trasladándose a otro sistema estelar distinto.
3º) Civilizaciones tipo III: las que pueden usar y controlar energías del orden de la de su galaxia, o sea, 10.000 millones de veces más “poderosas” que las de tipo II. Sería una civilización “divina”, pues tendrían un control a nivel universal y podrían ser los gestores de las demás civilizaciones menos “avanzadas”.
¿Dónde estaríamos nosotros ahora? Pues todavía en un tipo 0, no muy lejos ya de pasar la
reválida elemental y situarnos en los albores de la de tipo I (Globalización,
internet, etc.). Nada, nada; que estamos aún en mantillas… y lejos de poder
comprender a una civilización de tipo III que tuviese la ocurrencia de
contactar con nosotros.
¿Posibilidades de hacer pinitos por nuestra parte y tratar de contactar
con alguna de estas civilizaciones, quizás porque tuviéramos que salir pitando
de nuestro planeta por cualquier razón, la más probable por nuestra propia
culpa? Pues no es fácil, pues porque si quisiéramos salir por métodos
“tradicionales”, nos haría falta disponer de una tecnología que hoy por hoy
está todavía muy lejos.
Para ilustrar este aspecto, podemos usar como comparación el impulso específico (I.E., es decir, cambio de
impulso por unidad de masa propulsora, medido en segundos). A efectos de
comparación, nuestra conocida lanzadera espacial tiene un motor con un I.E. del
orden de 500 sg. Para alcanzar la velocidad de la luz y tener alguna mínima
probabilidad de movernos a escalas años-luz (por ejemplo, para llegar al
planeta a 12 años-luz), nos haría falta un impulso específico de 30 millones de
sg.- Lo más cerca que podríamos estar de lograrlo sería con un cohete de
antimateria (con un I.E. de 1 a 10 millones sg.), que además sería
peligrosísimo por su inestabilidad ante materia común.
Si nos ponemos “más allá de lo imposible”, se podría pensar en localizar
o fabricar un agujero de gusano y llegar a otro de esos universos que hemos
descrito, pero…
Resumiendo: salir de nuestro mundo emulando a los de Exodus tras la II GM en busca de la tierra prometida en un
exoplaneta apetecible, está muy lejos de nuestras posibilidades.
Como estaremos aquí confinados por mucho tiempo, se nos ha ocurrido
hacer burdas copias de nosotros mismos: eso que llamamos “robots”.
De momento nos está funcionando a efectos de “repuestos”; ya somos
capaces de reemplazar partes vitales de nuestro organismo (corazón, riñones,
etc.), cosa que hasta no hace demasiados años se tildaba de “imposible”.
Pretendemos ir “más allá de lo imposible”, desarrollando máquinas cada vez más
perfectas y que emulen al propio ser humano, dotándolas hasta de expresiones
“pseudo-humanas”, que nos recuerdan vagamente a algún eventual conocido, pero
nunca se nos ocurre pensar en aquello como en una “persona”, cosa que no es.
La
pregunta pertinente es: ¿llegaremos a construir un robot humanizado que emule a
otro ser como nosotros? ¿Puede un robot llegar a tener sentimientos? Pues lo
veo difícil, por mucho que las películas nos inflen con robots humanos y
similares, de forma que nos terminamos creyendo que eso está “a la vuelta de la
esquina”.
Lo primero que hay que saber y conocer para
ello es la consciencia humana, que todavía no sabemos muy bien lo que es
físicamente y cómo funciona; solamente a partir de ahí podremos pensar en algo
similar.
En cuanto a tecnología, sabemos bastante del funcionamiento del cerebro,
de las redes neuronales, de la neuro-plasticidad e incluso que, en cierta
forma, el funcionamiento es de tipo informático, con sus ceros, unos y bits,
que se transmiten por microtúbulos. Éstos funcionan, pues, de forma similar a una computadora o un
ordenador, por lo que emular al cerebro hasta un cierto punto no parece ser
algo imposible, sobre todo a partir de que se perfeccione la informática
cuántica.
Sin embargo, esto no nos garantiza lograr un robot con sentimientos
humanos; incluso hoy por hoy, las dificultades inherentes a un hiper-perfecto
robot humanoide son tan grandes que los actuales son comparables a un bebé de 6
meses, a la vez que las dificultades para cualquier mínima “toma de decisión”
son tremendas.
Extrapolando, extrapolando, imaginemos que logramos técnicamente
construir un robot completamente idéntico en su forma y textura a un ser
humano. Imaginemos que le damos la forma de una “pin-up” (o un Robert Redford
para las señoras); sería un éxito comercial (chica-incansable en el sexo y que
no se molesta cuando nos cansemos nosotros), pero nunca podríamos contar con
que se enamorase de nosotros y ni siquiera que nos admirase. Eso ya sería algo “más allá de lo
imposible”.
(A lo mejor seríamos capaces de “enamorarnos” nosotros de un robot tan
bonito, pero sería más que nada por causa de constituir un juguete muy placentero).
En lo que creo que habría posibilidades más reales es en el desarrollo
de los repuestos, hasta un punto de
crear una especie de “robocop” más
resistente al entorno que nuestros cuerpos físicos, pero conectado a un cerebro
humano ya preexistente; ejemplares así podrían ser una solución para superar
los viajes interestelares y llevar al ser humano más cerca de la inmortalidad,
siempre y cuando logremos una correcta conservación del cerebro, naturalmente.
No habríamos creado “Vida”, pero el resultado podría ser más práctico (y
que en los casos anteriormente mencionados sería muy agradable, pero sin contar
con la revolución social que eso supondría, claro).
REFLEXIONES FINALES
Después de leer todo esto y tener la impresión de saber más, es muy
posible que nos entre la tentación de “tocar el cielo” o, por el contrario, que
nos entre la depresión y constatemos lo pequeños e insignificantes que
realmente somos.
También es posible que nos sintamos admirados por esos sesudos
científicos capaces de haber llegado a un conocimiento razonable de la materia
y de cómo funciona el microcosmos y el macrocosmos, o, por el contrario, nos
sintamos algo frustrados por la inmensidad que nos queda por saber, por la
aparente poca “formalidad” de esos sesudos científicos por permitir que siga habiendo
discrepancias notorias entre tantas teorías distintas defendiendo cada una su
capa y haciendo de ella su sayo. A veces se tiene la impresión de que tienen
más imaginación que saber, pero después hay que descubrirse por la coherencia
(¿o incoherencia?) de tanto sustrato matemático que sustenta todas estas
teorías. ¿Hasta dónde serán verdaderas? A veces no es más que las teorías
“viejas” siguen siendo válidas; lo que sucede es que son una particularización
de otras más universales llevadas a nuestra escala (por ejemplo, la leyes de
Newton). Einstein marcó una primera revolución, dando la vuelta al universo
estático newtoniano haciéndolo curvado
en el espacio y en el tiempo y encima dependiente del observador: ¡el escenario
forma también parte de la obra! Con la Mecánica Cuántica, se dio otro paso:
¡los actores podrían estar en dos sitios al mismo tiempo! Así no hay quien
escriba un vodevil… Por último, la Tª de Cuerdas, imposible todavía de
verificar, se convierte en facilitadora de armonía entre las grandes teorías
confirmadas, pero en pugna. ¿En quién confiar?
En cuanto al Multiverso y los universos paralelos, si ya nos es difícil
digerir que un electrón puede estar en dos sitios al mismo tiempo, ya hay que
tener tragaderas para asumir que tenemos copias de nosotros mismos sueltas por
ahí y que se están formando continuamente historias múltiples en universos que
aparecen como por arte de magia, estando en algunos de ellos incluso copias
vivas de muertos en nuestro mundo.
Es curioso también darse cuenta de lo cerca que se ha estado a veces de
dudar de la consistencia de las leyes físicas que gobiernan nuestro entorno,
pero, sin embargo, por el contrario, las predicciones físico-matemáticas de
algunos de ellos resulta que según va habiendo más medios de experimentación,
¡se van comprobando y constatando! Un ejemplo muy clásico reciente es el
descubrimiento del bosón de Higgs, 50 años después de que su defensor lo haya
“adivinado”, poniendo además una pieza fundamental que faltaba en la Tª
Estándar de la materia en relación a su validación. Sin embargo, al mismo
tiempo, ¡queda tanto por ser explicado!
Otro ejemplo clásico es el del universo: cada vez es más grande y sus
misterios causan debates de todo tipo. Cuando crees que gracias al Hubble se van conociendo las galaxias, cuando ya
empezamos a entender las explosiones de las estrellas Super-Nova y nos sentimos
los reyes del mambo, nos damos cuenta que sólo conocemos alrededor del 5% del
universo visible y que a partir de ahí queda mucha más tela que cortar de lo
que habíamos imaginado.
En cuanto al funcionamiento del universo, a su origen y a nuestro
destino final, resulta que también hay debates, por mucho que la comunidad
científica nos asegure que lo del Big Bang está ya claro que es el origen de
nuestro universo, para lo que sigue habiendo detractores y simpatizantes.
Lo mismo sucede con nosotros mismos, que somos seres vivos, cuando
resulta que aún no tenemos muy claro ni siquiera lo que es la Vida, cómo se
originó, cómo evolucionó, de dónde surgió nuestra consciencia de ser humano y aún
menos hemos tenido éxito en tratar de imitar a la vida más que con tibios
acercamientos.
Todas estas evoluciones y cambios hasta llegar a donde estamos hoy
precisan también de algo o alguien que “controle” todo este proceso (porque en
realidad es un proceso) y haya tomado y tome las decisiones pertinentes –y las
más acertadas por nuestro propio bien- en este alocado universo… Si nos fijamos
bien, hay momentos clave en la evolución que pudieran ser casuales, pero cuesta
creer que sea así.
Veamos algunos ejemplos:
Antes del Big Bang de nuestro
universo tuvo que iniciarse el proceso de la inflación desde una minúscula
singularidad en el valle de un Multiverso dinámico. ¿Por qué sucedió eso? ¿Fue “casual” sin razón aparente o alguien se
encargó de iniciarlo? ¿Qué o quién decidió que las partículas recién nacidas en
este proceso necesitaban un campo de Higgs para empezar a tener masa, haciendo
que nuestro universo tuviera un futuro y no se quedara como otros muchos en
nada y despareciera? ¿Quién puso en marcha la energía oscura que mueve al
universo expandiéndolo aceleradamente? ¿Quién decide que en algún universo “con
futuro” surja la Vida? ¿Qué o quién hizo que de repente se creasen unas
moléculas de ADN y ARN capaces de auto-replicarse, o simplemente ha sido fruto
de la casualidad tras estar aletargadas millones de años y encontrarse con un
entorno proclive? ¿Los cometas o meteoritos que llevan los sustratos para una
nueva vida (los 20 aminoácidos), van a lo loco por ahí o alguien los lleva
dentro de esa inmensidad a un lugar (dificillo de encontrar) donde se puedan
desarrollar?
Si el universo/s está compuesto por una sinfonía de cuerdas que vibran,
¿hay alguien que haya escrito la partitura?
En resumen y dicho de otra forma: ¿hay alguien que se ocupa de dirigir
la orquesta de la sinfonía del mundo para que resulte una maravillosa sinfonía
estructurada e integrada, o las vibraciones son sólo eso, vibraciones sin
sentido?
Si existe ése líder o controlador, tiene todas las papeletas de ser
Dios, al menos para los creyentes; para los demás, no se descarta que el reloj
del Multiverso avance por sí solo y que los eventos decisivos sucedan
sencillamente porque en un determinado momento tienen que suceder y suceden. Es
decir: hay una respuesta para unos y para otros y cada cual deberá decidir con
qué versión se siente más confortable.
Para los cristianos, el Dios con luengas barbas que aparece en tantas
representaciones pictóricas (muy
antrópicas, por cierto) sería coherente con todo lo descrito sobre el
universo y la vida, con la particularidad de que con tanto Multiverso estará
más “ocupado” de lo que suponíamos hasta ahora; 10 elevado a 500 universos a
gestionar debidamente es un buen tajo… Igualmente, como buen líder que es, es
capaz de delegar en alguien si lo considera conveniente para enderezar a una
humanidad que se esté desmandando; igual que envió a su Hijo en la figura del
Mesías que era lo que entendían los judíos de entonces, podría repetir hasta la
saciedad esta delegación en cualquier lugar del Multiverso en el que fuera
preciso. En cuanto al Cielo y al Infierno, lugares para su localización hay de
sobra en un mundo de 11 dimensiones; con un poco de imaginación, podríamos
llegar a pensar que el Cielo esté en un universo en el que todas las historias
posibles fueran buenas y agradables y el Infierno en el universo de Murphy, es
decir, en el que cualquier cosa que pueda salir mal, saldrá mal. Un lugar muy
apropiado para éste último sería el agujero negro que tiene cada galaxia; el
que entra allí ya no vuelve a salir, o permanece dando vueltas en el horizonte
de sucesos (“Purgatorio”) hasta que “alguien” decida que debe salir de allí y
marchar en una u otra dirección. Quedaría por clarificar la manera de llegar
hasta allí, pero con agujeros de gusano que se formen automáticamente tras cada
fallecimiento, problema solucionado (hasta lo del “túnel” visto por algunos que
“han vuelto” resulta coherente con nuestros agujeros de gusano)
Lo mismo se podría aplicar, aunque con algunos matices diferentes, a
musulmanes, judíos, budistas, bahais, etc. en función de sus creencias y la
religión en la que les hayan educado. Así expuesto, parecen absolutamente
ridículas las guerras de religión y todo lo malo que el hombre hace en nombre
de la misma, en particular el terrorismo yihadista
que ahora nos incumbe.
Todas estas disquisiciones también están “más allá de lo imposible”,
especialmente para los no creyentes, que sencillamente no necesitan tanto
esfuerzo de imaginación o se pueden conformar con la idea que una civilización
de tipo III ya se haya encargado de llevar a cabo todas estas misiones que
hemos asignado a Dios.
Con un poquito de buena voluntad, sitio hay de sobra en el Multiverso
para albergar satisfactoriamente a todas las personas de bien.
KS, Marzo 2015