miércoles, 25 de julio de 2012


¡A LA COLA!   por Kurt Schleicher, 25 Julio 2012

 Tras los recortes gubernamentales, que tanto les gustan a los países nórdicos (claro, ellos no los sufren), creo que va siendo hora de poner en la cola otros asuntejos que puedan animar un poco a los mercados (en el sentido positivo claro).

 Antes de pensar en meterse con la seguridad social, las pensiones, la sanidad pública y la enseñanza, que YA están en la cola para ser recortados, debiéramos hacer algo que se nos da muy bien a los latinos: colarnos y hacer que esté “a la cola” aquello que debe ser lo último a ser recortado. O sea, que en la cola de recortes habría que anteponer otros que no están todavía, como:

-        Recortes en el Senado

-        Recortes en las autonomías

-        Recortes en ayuntamientos y sus concejales

-        Recortes en los sindicatos

(no necesariamente por este orden…)

 Y por si esto no fuese suficiente, todavía hay más campo: no puede ser que tengamos tantos y tantos políticos. No voy a volver a entrar en el debate de si son tantos o cuantos, pero que la relación es claramente superior a la de otros países está fuera de duda. Recuerdo de mis tiempos de empresa privada que no había expertos para todo y había que repartirlos entre los diferentes programas; evidentemente, se suscitaban peleas para conseguir los más posibles, pero al final siempre había que ceder y hacer el trabajo con los disponibles.- Y nos las apañábamos, con esfuerzo, claro.- Y encima había unos presupuestos que se construían a partir de la información a tiempo pasado de la cantidad de personal disponible, lo que equivalía a decir que si un  trabajo previsto para 100 personas lo hacías con 50, el presupuesto siguiente sería el equivalente a 40… y así sucesivamente hasta que hubiese una temporada de vacas gordas, cosa que también sucedía en alguna ocasión, que es cuando aparecían los cargos “indirectos”: controllers, planificadores y, por qué no decirlo, algún que otro director o ejecutivo creado artificialmente y que también sobraba.- Cuando había que recortar, es evidente que se hacía quitando de en medio a los menos eficaces, por la sencilla razón de que no los quería nadie.

    Volviendo a lo que nos ocupa y mirando la proporción, resulta evidente que tenemos todavía inflación de políticos. Y como ahora estamos en época de vacas muy, pero que muy flacas, habrá que afilar el lápiz. El problema se suscita cuando llega el momento de decidir qué se hace con el “excedente” y sólo se me ocurre que haya que aplicar una reconversión de forma que ciertos malos gestores se apliquen a realizar lo que les digan los buenos.

  Y el recorte de gastos se deberá complementar con otros adicionales provenientes de subvenciones innecesarias que aunque solamente sea por inercia, seguro que hay.  No hay más remedio que seguir una estricta dieta de adelgazamiento en las instituciones públicas para mejorar su gestión.

 Y el efecto rebote: cuando el gran público vea que en la política y en la administración se predica con el ejemplo, también se reducirán las protestas y se arrimará el hombro; la imagen del país también mejoraría…

  Ya dije en otra ocasión que los mercados tienen olfato de empresa privada; por lo tanto, para que aflojen la presión habrá que enamorarlos un poco a base de esta medicina, que deberá mejorar nuestro índice de credibilidad.-  Y algún “golpe de efecto” tampoco estaría mal.

  Dejar claro que no debemos caer tampoco en la respuesta visceral de eliminar de raíz todo aquello que no funciona bien; lo malo es la gestión defectuosa, no el hecho en sí (como decía alguien ayer, lo malo para el tráfico no son los coches, sino los conductores, y que habría que pensar en ir más en autobús…).- Siempre he dicho que no se debe soñar con tener una organización perfecta, sino elegir la menos mala y hacer que funcione. El problema con la credibilidad es que es directamente proporcional a los resultados de la gestión y muy susceptible a los indicadores de imagen.

 Mi impresión con lo que está pasando ahora es que estamos yendo de mal en peor en este sentido; se suponía que con la inyección bancaria de la CE nos encontraríamos con un puntito de mejora debido a las posibilidades de crecimiento de empleo si fluye el crédito bancario, pero no; pueden más los malos indicadores mencionados relativos a mala gestión y mala imagen. A ello contribuyen muchos factores, empezando por la impresión de debilidad del gobierno (aún teniendo la famosa mayoría) con algunas autonomías en plan rebelde, la falta de transparencia y anticipación en los valores del gasto autonómico (no hay más que ver que cada día nos llevamos una relativa “sorpresa” con la petición de rescate de otra autonomía) y la lentitud en la cristalización de decisiones tomadas. Y encima las peticiones de recorte van por diócesis de forma aparentemente no planificada, de forma que los indicadores de mercado seguirán empeorando por montoncitos acumulativos y la confianza disminuyendo pasito a pasito cada vez más (y lo malo es que lo puede hacer lo forma exponencial).

 Haciendo un símil bancario, lo que sucede es que si no nos fiamos de la calidad y solvencia de un banco nunca pondremos nuestro dinero allí y eso es lo que les pasa a los mercados: no compran ni a tiros donde parece que hay tufillo, excepto si lo hacen de forma muy ventajosa para ellos, naturalmente. Y el gato que se come la cola: si no compran, no entra dinero y si no hay dinero hay que pedir crédito… ¿a quién? Pues al de siempre, al gobierno central y a los que están detrás, o sea, nosotros, que somos los que al final pagamos todo: la mala gestión incrementada con los mayores intereses de lo que se pide.

 Me viene a la memoria un viejo programa de televisión de Ibáñez Serrador: el “1, 2, 3 responda otra vez”; hubo una época que todos nos poníamos muy nerviosos cuando además de las guapas secretarias apareció ocasionalmente un personaje que “nos ponía”, al que llamaban “la Bombi” y que hacía un poco el papel de buenona tontilla  dotada con buenas “mamandurrias” (como ha dicho recientemente cierta presidenta). Su intervención terminaba siempre con un pícaro “¿por qué será…?”

 Bueno, pues con los mercados pasa igual; no son intrínsecamente malos per se, lo que pasa es que son sencillamente voraces y para que se calmen habrá que darles de lo que les gusta. Si no lo hacemos, nos seguirá pasando lo que a la Bombi y nos seguiremos preguntando cuando siga subiendo la prima de riesgo … ¿por qué será?..

 Y seguiremos retrocediendo en tanto no se vea una clara mejora en la gestión que haga subir en algo el bajísimo grado de credibilidad que tenemos… Como en el dicho aquél: “no es tan importante que una señora sea o no puta; lo que importa es que no lo parezca”.- Pues aquí igual…

 

 

2 comentarios:

  1. Mientras el BCE no actúe como la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra y se establezcan los eurobonos, es decir una política monetaria común en concordancia con la moneda común la salida de la depresión de los países del Sur de la UE es imposible. El ajuste fiscal como único objetivo no propiciará la salida a corto plazo, a largo todos calvos.

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    1. Evidentemente, en cuanto el BCE actúa (o promete que actúa), los efectos en los indicadores son inmediatos, y hoy se ha visto en España. Pero a largo plazo y para estabilizar, lo mejor es mostrar eficacia y lograr crear una credibilidad a nivel país, y no solamente en los deportes.- El gobierno tiene mucho que decir ahí, pero debe ser apoyado también por toda la panda de mediocres que hay en las instituciones, que es nuestra lamentable herencia en los últimos tiempos.
      Y en cuanto a lo de los calvos, a mí ya no me quedan márgenes, por lo que from lost to the river...

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